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Apoyo Psicológico de Primer Contacto

En el curso se destacó la importancia de proporcionar apoyo a personas en caso de sismo o alguna otra tragedia

Apoyo Psicológico de Primer Contacto
En el curso se destacó la importancia de proporcionar apoyo a personas en caso de sismo o alguna otra tragedia

“No se requiere ser especialistas en la materia para brindar el Apoyo Psicológico de Primer Contacto (APPC); la finalidad de este curso es promover en ustedes no sólo el conocimiento, sino la adquisición de habilidades para poder prestar este apoyo en aquellas personas que han sido afectadas posiblemente por un fenómeno perturbador”, afirmó la psicóloga Lizeth Yael Santos Torres.

En el arranque del curso, la especialista proporcionó una liga para responder un cuestionario exploratorio para saber qué tanto se conocía acerca del tema. Indicó que “el APPC es la primera respuesta que le proporcionamos a otras personas que lo requieren, que están sufriendo y pueden necesitar un apoyo adicional para poder regularse, mantener la calma y, posteriormente, también tener la capacidad de tomar decisiones”.

La especialista dijo que antes se manejaba como primer auxilio psicológico, pero esta última definición se implementó a partir de una línea de trabajo que se realizó con el Cenapred (Centro Nacional de Prevención de Desastres), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el proyecto Conocerte, con la intención de hacer una evaluación de competencias que pudieran apoyar a las personas que lo requirieran, aunque no fueran necesariamente profesionales del área de la salud, “para brindar ese apoyo psicológico, ese primer acercamiento”.

“Estas competencias para implementar estrategias es un trabajo que se realizó en conjunto con la Facultad de Psicología; fue un proyecto de un año con bases sólidas, es decir, todo lo que les voy a compartir tiene evidencias en cuanto a implementación y, por supuesto, una base teórica firme”, agregó.

La especialista estableció durante el curso dinámicas de participación con los asistentes y comentó que han preparado a estudiantes, académicos, trabajadores, personal administrativo, “todos aquellos que requieren de esta necesidad para brindar este acompañamiento ante cualquier evento perturbador”.

Describió un evento perturbador como un acontecimiento que puede impactar y transformar el estado normal de un sistema (población y entorno) y provocar desastres, como los sismos, erupciones volcánicas, derrumbes, hundimientos, sequías, tormentas, inundaciones, explosiones, fugas, derrames de sustancias, contaminación, epidemias, plagas o accidentes carreteros, ferroviarios, aéreos, actos de sabotaje o terrorismo y concentraciones masivas de población, entre otros.

Para apoyar en una situación perturbadora, hay que identificar qué es una crisis y cómo afecta a ciertas personas: “es necesario saber que las crisis pueden persistir incluso seis meses después del evento y es un desequilibrio afectivo que sobrepasa toda capacidad emocional y de respuesta, pueden o no necesitar de apoyo profesional, pues hay una amplia gama de reacciones y sentimientos que cada persona puede tener; muchos pueden sentirse abrumados, confundidos, ansiosos, sensibles o indiferentes”.

La profesional de la salud afirmó que se deben conocer diferentes estrategias; primero, saber lo que ocurre para ver cómo ayudar, ofrecer apoyo de manera no invasiva, evaluar las necesidades y preocupaciones de la persona, escuchar sin presionar y ayudarlas a sentirse calmadas, facilitar el acceso a la información, servicios y apoyos sociales.

La psicóloga también se refirió a otros factores para llevar a cabo el APPC, los cuales permitirán orientar a una persona en el momento de contemplar una situación de emergencia: “observar, no acudir al lugar si no estás convencido de que es seguro; identificarte como proveedor de apoyo psicológico de primer contacto y recorrer el lugar para ver si hay personas con reacciones de angustia”.

“Si formamos parte de una brigada o no, siempre debemos cuidarnos a nosotros mismos, en la medida de lo posible buscar nuestro autocuidado, poner mucha atención en nuestro bienestar, en la capacidad física y emocional. Si yo no estoy bien, no puedo ayudar a los demás, para ello recomendamos que se ejerciten, disfruten el tiempo con su familia, procurar dormir de 7 a 8 horas, hablar de los sentimientos y buscar ayuda profesional si se requiere”, finalizó. 

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