Las profesoras Laura Tayde Mejía, Magdalena Lina Mejenes y el profesor Omar Alejandro Sánchez convocaron a la comunidad estudiantil del plantel Oriente para llevar a cabo su Primer Concurso de Teatro Estudiantil, que comenzó el 27 de marzo, Día Mundial del Teatro, y concluyó con la emotiva ceremonia de premiación el 31 de marzo a las 18 horas.
Las obras del plantel Oriente se caracterizaron por representar los intereses de la comunidad. Un grupo de obras respondió a las temáticas que en este momento mueven las fibras de los grupos que las interpretaron. Por ejemplo, tanto Ruido como El último ángel fueron producciones que buscaron hablar de problemáticas que vivimos hoy en día para generar una conciencia social.
Por otro lado, los grupos trabajaron obras que vieron como público o leído en el salón de clase, pero realizando adaptaciones originales que estuvieron muy bien logradas como La casa de Bernarda Alba, La obra que sale mal y Alicia en el País de las Maravillas. Finalmente, hubo obras como 1980, Tonantzin y Máquinas emocionales que abordaron intereses personales de los creadores y lograron proponer un universo bajo sus propias reglas.
Algo maravilloso de presenciar en este concurso fueron algunos trabajos de textos nuevos y originales de los propios estudiantes. Entre estas obras destacaron El último ángel, de Alfredo de Jesús Zaragoza Hernández, y 1980, de Nayeli Ruiz Galicia, quien, además, dirigió la obra.
Asimismo, me pareció muy sorprendente que, a pesar de que el espacio en el que se presentaron las producciones no cuenta con desahogos o ningún tipo de iluminación teatral, cada grupo, haciendo uso de una envidiable creatividad, logró transformarlo mediante pocos elementos, con lo que generaron atmósferas y espacios que apoyaban las historias.
El jurado estuvo compuesto por Aldo Fabián Morales Mancilla, María Aída Mendoza González y Gilberto Reyes Martínez, quienes entregaron los premios a 16 categorías en medio de la emoción de todos los asistentes.
El premio al Mejor Actor se lo llevó Víctor Yair Tovar Castillo, quien interpretó con mucha solvencia a un asesino serial. Su premio fue muy merecido, pues, además, se notaba que tenía entrenamiento físico, realizando peleas de forma muy limpia y teatral. La ganadora a la Mejor Actriz fue Rosa María Arista, quien de una forma sobria y verosímil construyó el interior de una mujer que no perdía la esperanza de encontrar a su hija.
En cuanto al diseño, El último ángel se llevó merecidamente el premio a la Mejor Iluminación. A parte de que crearon atmósferas muy interesantes, el diseño fue inteligente y original. Los propios personajes utilizaban luminarias como parte de su utilería y las integraban para resolver la carencia de luz, siendo muy fieles a la historia que contaban e, incluso, a los personajes que representaban.
El premio a la Mejor Escenografía se lo llevó La Casa de Bernarda Alba con un impecable trabajo de diseño que les permitía construir el ambiente que el propio Lorca sugería y haciendo uso de pocos recursos, pero perfectamente armónicos y estéticos. Alicia en el País de las Maravillas se llevó la categoría de vestuario y maquillaje, con una bella y divertida propuesta que nos permitía conocer más de cada personaje.
El premio a la Mejor Escenofonía se lo llevó 1980, cuyos aciertos se centraron en la propuesta de sonido ambiental y en las piezas que seleccionaron para sus transiciones. El premio a Mejor Publicidad fue para La casa de Bernarda Alba y el Mejor Programa de Mano fue para Ruido.
Leonardo Platas, Frida Guerra, Mildred Moreno, Selene Muñoz y Oswaldo Martínez obtuvieron el tercer lugar por la dirección de la complicada obra La obra que sale mal, misma que resolvieron generando un verdadero espíritu de equipo entre todo el grupo.
Fernanda Castillo obtuvo el segundo lugar por El último ángel, con la que logró que todos los elementos de diseño jugaran a su favor, y el primer lugar fue para Nayeli Ruiz por 1980, que destacó por la dirección de actores ya que cada papel, por grande o pequeño, fue interpretado desde la honestidad.
Esto fue lo que los llevó a obtener también el tercer lugar como Mejor Obra de todo el concurso. El segundo lugar fue para El último ángel, que brilló con un uso inteligente del espacio y una historia que mantenía la atención en todo momento, sobre todo porque el dramaturgo sabía que contaba con un público inteligente que podía seguir las metáforas que proponía.
El primer lugar fue para La obra que sale mal, producción que, a mí parecer, tenía los mayores retos técnicos, mismos que todo el equipo logró sortear para divertir a todo el público. Felicidades a todo el plantel Oriente y ¡larga vida para su Concurso de Teatro!
