Área Histórico-Social

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El tema está vinculado con las excusas y las justificaciones

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El tema está vinculado con las excusas y las justificaciones

La responsabilidad es uno de los temas más importantes de la filosofía moral. Existen muchas descripciones y problemas adyacentes. El tema puede conducirnos a problematizar lecturas clásicas de filosofía. Solamente el mencionar las diferencias entre responsabilidad personal, objetiva y colectiva, nos conduce a plantearnos nuevas preguntas.

Bernard Williams considera que hay dos componentes suficientes para atribuir responsabilidad. La causa se refiere al agente que provoca un daño o simplemente ofende a otra persona. La respuesta exige que el ofensor esté dispuesto a reparar el daño causado, o por lo menos exprese emociones que manifiesten una disculpa sincera. La responsabilidad no concluye cuando se admite el hecho, sino cuando se esté dispuesto a reparar el daño causado.

El tema de la responsabilidad está vinculado también con las excusas y las justificaciones, que son dos cosas distintas. Las excusas son expresiones que se utilizan para eludir la responsabilidad. Las justificaciones implican aceptar la responsabilidad, pero se ofrecen razones morales para actuar. El mismo Kant distinguía el suicidio como una renuncia a la vida por razones afectivas y el deseo moral de exponerse a la muerte para salvar la vida de otras personas. 

Hannah Arendt, en Responsabilidad personal y colectiva, piensa que hay una responsabilidad personal, como plantea Williams, pero también que hay una responsabilidad colectiva. El primer caso es importante porque implica identificar a la persona culpable y, con ello, saber quién debe reparar o responder por el daño causado. En el segundo caso, no hay una persona culpable en el sentido de que no hay un causante del daño, pero entonces ¿qué es la responsabilidad colectiva?

El interés de Arendt por la responsabilidad colectiva no sólo está vinculado con las excusas por parte de los responsables de crímenes de lesa humanidad. Tanto Williams como Arendt estarían de acuerdo en que la excusa, “si yo no lo hubiese hecho, lo habría hecho cualquier otro”, es una expresión cínica de falta de integridad moral.

La responsabilidad colectiva está relacionada con una distinción sutil entre las virtudes como referentes personales y como referentes públicos o políticos. Si las virtudes son políticas y no solamente personales, entonces no sólo juzgamos si nuestras acciones son buenas para nosotros, sino que juzgamos si la conducta es buena para la comunidad. En este contexto no es tan fácil separar lo público y lo privado. Si aceptamos una injusticia que sufre otra persona o guardamos silencio, nuestro sentido de la virtud dejaría de ser político o público. Renunciaríamos al bien de la comunidad.

Alguna vez hemos escuchado la enigmática expresión socrática: “Es mejor sufrir una injusticia que cometerla”. Hannah Arendt muestra una paradoja sobre la responsabilidad en esta preferencia. Sócrates no quiere ser responsable personalmente de un daño; no quiere ser responsable de algo que él no pueda reparar. No cometer una injusticia nos cuida de preservar nuestra integridad moral, pero, a decir de Arendt, no nos exime de nuestra responsabilidad colectiva. Si alguien es condenado a muerte injustamente y él acepta esa injusticia, habrá fallado en las virtudes públicas y su conducta no será buena para la comunidad. Como toda paradoja la expresión socrática es irresoluble, tanto sufrir como cometer una injusticia son inadmisibles. Quizás sea cierto lo que plantea Arendt, pero para no ser injustos con Sócrates es mejor pensar que su máxima no encierra una simple excusa. Seguramente Sócrates tenía sobradas razones para expresar su preferencia. 

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