La noticia se propagó rápidamente; una rara enfermedad se apoderó de una comunidad, una población muy alejada de nosotros; “esto no va a llegar aquí.
En China se quedará; la comunidad de Wuhan está del otro lado del mundo; además eso no existe y a México no llegará”. Hasta principios de este 2020, poco o nada sabíamos del coronavirus, enfermedad letal de propagación y de preocupación mundial. Las noticias llegaban y llegaban a nuestro territorio, notas alarmistas por medios impresos, electrónicos y digitales. Mientras tanto, en México la sabiduría popular empezó con sus bromas, con sus memes; este virus, con tequila y mezcal lo acabamos, se leía en muchas imágenes. Noticias de muertes y el crecimiento del contagio en China, Italia, España, Australia, Rusia y otras tantas naciones nos hizo ser, aparentemente, más prudentes con la seriedad de este fenómeno que hoy sabemos alteró la normalidad, pues “transmutó”, ahora en un nuevo concepto conocido ya como infodemia, es decir,
“la sobreabundancia de la información rigurosa o falsa”, sobre un tema concreto; para nuestro caso el coronavirus.
La infodemia, se ha comprobado, se expande rápidamente con errores de información, incluso rumores que están al día y que, evidentemente, crean confusión y desconfianza entre la gente durante una emergencia sanitaria. En síntesis, evitemos caer en la información de las fake news, de los rumores o creencias y costumbres populares que, sin duda, llevan la intención de provocar un daño físico, político, económico y social.
