CARMEN RIVERA

Carmen Rivera, profesora del plantel Oriente

No seremos los mismos de regreso al aula, considera la maestra del Área de Ciencias Experimentales

Carmen Rivera, profesora del plantel Oriente
No seremos los mismos de regreso al aula, considera la maestra del Área de Ciencias Experimentales

“La pandemia nos cimbró como profesores. Este cambio hacia las clases en línea nos revolucionó, nos hizo actualizarnos en todos los aspectos, no sólo en lo tecnológico; y como adultos grandes, nos costó más trabajo. Al principio lloré frente a la computadora”.

Así se expresa en entrevista María del Carmen Rivera Blanco, maestra del plantel Oriente, quien subraya que también ha habido “momentos tristes y dolorosos para todos, pues quién no ha tenido una muerte cercana”.

Y no cree ser la única con esa perspectiva, afirma la docente del Área de Ciencias Experimentales. “Considero que esta experiencia viene por algo, las cosas no son por casualidad. Todo esto vino a cimbrar al mundo porque necesitábamos cambios y aprender, y a veces se tiene que aprender de forma dolorosa. Creo que cuando volvamos al aula no seremos los mismos, ni emocionalmente con los alumnos, ni en la forma de impartir nuestras clases. Esto no significa que seré una magnífica maestra, sino que me he dado cuenta de muchos errores y de muchos aciertos, todos estos me han permitido conocerme de manera más amplia, auténtica incluso, y también conocer a los jóvenes”.

La maestra de Química espera que el regreso al ámbito presencial adquiera un nuevo matiz de la educación, uno que se enfoque en la educación más integral, “en donde estemos verdaderamente buscando nuevos métodos para acercarnos a los alumnos en todos los sentidos. Debo subrayar que ahora he tenido un acercamiento más emocional con los alumnos que cuando los tenía enfrente, conozco más sus realidades y eso me ha cimbrado”.

Pero también, dijo, es necesario reflexionar sobre esta nueva forma de llevar a cabo el quehacer docente, una etapa que también ha significado un doble esfuerzo, pues “aun cuando se está en casa, se trabajan más horas”.

Algunos de los principales obstáculos, comenta, fueron la deserción de algunos estudiantes, y el hecho de que entre ellos no se conozcan. Por otro lado, no fue posible cubrir todos los contenidos de la asignatura: “estoy convencida de que prefiero más calidad que cantidad”.

A propósito del Día del Maestro, recuerda con agrado a quienes influyeron en ella. Uno de ellos es Ricardo Moreno Sosa, su profesor de Fisicoquímica en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, del Politécnico. “Marcó mi vida positivamente, pues yo era muy tímida e insegura, tenía problemas para relacionarme con los demás, él me ayudó, fue un maestro-guía, su influencia después se volvió amistad”.

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