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Poesía experimental

Es una nueva materialidad en verso y prosa: Palma

Poesía experimental
Es una nueva materialidad en verso y prosa: Palma

La poesía experimental no tiene que ser necesariamente algo nuevo o complicado, simplemente es una forma de literatura que pretende hacer algo distinto, de ruptura con los cánones, afirmaron los estudiosos Ignacio Ballester Pardo y Alejandro Palma Castro, durante un curso en línea en el que invitaron a ver el género como una forma distinta de lectura.

Palma, quien es licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la UNAM, explicó que la plática desde el Facebook del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) tenía como propósito invitar a los jóvenes a acercarse a la lectura de algo que, aunque puede pensarse complicado, en realidad no lo es.

Recordó que en esa clasificación se puede ubicar a autores como Octavio Paz (1914-1998), José Emilio Pacheco (1939-2014) o Gerardo Deniz (1934-2014); pero también a Jesús Arellano (1923-1979), César Espinosa o Araceli Zúñiga, éstos dos más ligados a la poesía visual experimental.

Pero qué es lo experimental, preguntó Ballester, doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Alicante, España, y recordó que “si nos vamos al diccionario, experimental es algo fundado en la experiencia, en lo que se sabe y alcanza por ella, a partir de esta base aparentemente sencilla, la experiencia es la clave”.

En muchas ocasiones, continuó, la literatura experimental pretende hacer algo distinto, novedoso, romper, pero no se puede quebrar algo que se desconoce como las vanguardias del siglo XX, las neovanguardias en América Latina, el estridentismo en México, el concretismo brasileño, la antipoesía de Chile, todos estos movimientos que pueden conectarse con lo experimental.

Alejandro Palma recordó que lo experimental es una nueva materialidad en verso y prosa, pero no todos los experimentos son positivos, y no por ello se debe decir que no es literatura, más bien se debe ver como un proceso. “Porque en lo literario y lo artístico vale más el proceso que el resultado, de hecho, gran parte de la literatura que se ha escrito desde finales del siglo XX y del XXI está basada en eso”.

Por ello, consideró interesantes los textos de Cristina Rivera Garza o los de Mario Bellatín, donde no importa tanto el resultado, si es un libro o una novela, sino el proceso: mira cómo lo estructuré, los problemas que enfrenté, qué reflexiones tengo, eso que viene de la literatura experimental y que no es otra cosa que el afán de buscar siempre lo nuevo.

Recordó que José Juan Tablada, poeta calificado de modernista, empieza a publicar a finales del siglo XIX, “tiene ‘Luciérnagas alternas’, un poema ideográfico, que zigzaguea y tiene la figura de una rosa, un jarrón que cae o un sapo, esto no es nuevo, lo hacía Simias de Rodas desde el siglo IV, a.C., en la Grecia helénica. ¿Qué le vamos a decir a José Juan, que es un copión?, claro que no, porque estaba experimentando”. Evidencia que no siempre se crea algo nuevo, jamás visto, el mérito está en retomarlo y apropiarlo a la época en la que lo estamos pensando.

Para ambos estudiosos, a la luz de lo expuesto es necesario resituar el Archivo Negro de la Poesía Mexicana, Otras experimentaciones de la Poesía Mexicana Contemporánea, que agrupa a distintos poetas y épocas, que deben ser acercados a los jóvenes.

“A veces tenemos la idea de que nos están tomando el pelo, pero eso pasa con el arte de vanguardia, ayuda a leer nuestra contemporaneidad, no se puede hablar de la experimentación como un resultado, cuando es un proceso, lo que hay detrás: a qué me invita, qué puedo reflexionar”, comentó Palma; mientras que, para Ballester, “ayuda a entender la ruptura, la experimentalidad, el collage, la relación con otros géneros, las vanguardias en el 68, en el 94 con el EZLN o con Donald Trump”.  

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