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Productividad no significa bienestar

Descansar no es un premio, sino una necesidad

Productividad no significa bienestar
Descansar no es un premio, sino una necesidad

Resulta necesario repensar muchos de los fundamentos de la civilización, ya que sus ritmos de vida y de productividad son demasiado acelerados; esto trae aparejado afecciones del sistema nervioso que conducen al agotamiento, a la falta de paz, a la depresión y a la ausencia de alegría.

Sería conveniente buscar en las filosofías orientales algunas alternativas para un tipo de vida que nos produzca más relax y nos haga comprender la importancia que tiene vivir en comunión con las estaciones naturales y su relación con los ciclos del cuerpo, de la mente, del alma y del espíritu.

La primavera es la época en que muchas tradiciones espirituales se dedican a la purificación del cuerpo y se utiliza el ayuno para que el cuerpo recupere sus funciones en su estado más natural.

Carolina de la Torre escribe en su artículo El ocio como resistencia (2025) que parte de la salud también se consigue viviendo menos aceleradamente; señala que hay que comenzar a observar los ritmos civilizatorios que nos hacen creer que la productividad es el fin único en la vida.

Además, señala que nos enseñaron que el ocio nos conduce a la esterilidad y, de esa manera, no logra florecer nada. Pero la autora también escribe que el ocio, por el contrario, es algo “sagrado” y que hay que ser rebelde en un mundo que nos quiere mantener en constante productividad siendo así “funcionales y obedientes”.

En la pausa que hacemos de la cultura en producción constante de obras, de proyectos, de trabajo, se descubre el propio ser y podemos percibir los murmullos delicados del alma que nos descubre nuestra verdad.

Cuando andamos de prisa esos secretos se desvanecen y perdemos oportunidades maravillosas de encontrar nuestro centro, nuestro camino. Es necesario recuperar un paso pausado para que el sol brille sobre nuestro corazón, para que el viento acaricie nuestra piel, para que el aire y las aves nos den sugerencias de un buen vivir, porque somos comunión con la naturaleza.

Entonces podríamos contravenir el ritmo acelerado que ha conducido a la civilización a ritmos guerreros, podríamos caminar con calma y darnos cuenta de que el ritmo vertiginoso de nuestra cultura es un error que hay que acompasar con otra forma de ser más originaria.

Carolina de la Torre señala que el ocio no significa solo contemplar la naturaleza, sino que se convierta en una rebelión; esto tiene que ver con descubrir mi propia manera auténtica de vivir, significa tiempo para observar lo que no me gusta de la civilización, pienso que nos lleva a abominar la guerra y la enfermedad y acudir a las raíces de las tradiciones espirituales que significa un vivir sereno, aunque se pierda en batallas culturales y académicas de éxito.

En ese terreno de calma se encuentra la fuerza para no aceptar lo que a cada uno le incomoda, ya que en calma y de forma serena puedo ver con claridad el sometimiento a órdenes y costumbres y maneras de ser que empañan la esencia del alma.

Esta forma calmada de vivir nos ayudaría a percibir que tenemos que cambiar muchas maneras de ser de la vida social, civil, familiar, individual, despertando la conciencia a una frecuencia más luminosa con aromas y sentidos sutiles que nos abren a esa sensibilidad brillante que permite una vida más plena.

Carolina de la Torre escribe: “nos han hecho creer que el ocio es un privilegio (…) el sistema lo niega a propósito, porque un individuo que se detiene, que piensa, que se pregunta, es un peligro”, (2025).

Nuestra civilización se ha construido en un afanoso quehacer, en estar siempre ocupado y se produce el agotamiento. Por eso necesitamos espacios de paz con urgencia. En la calma, la serenidad y el reposo, respirando profundamente, la mente se vuelve lúcida y entonces sus obras son obras de amor que benefician a los demás. Además, nos otorga salud mental y del cuerpo, pues la serenidad da oportunidad a que el cuerpo se calme y recupere energía necesaria para ser creativos.

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