Alexander Duarte Melchi, Emilio Vargas Domínguez, Ingrid Rodríguez Gómez y Stephanie Colín Ávila, alumnos de segundo semestre del turno matutino, decidieron ir más allá de los contenidos propuestos en el programa de la materia de Química e impulsar un proyecto que les daría la oportunidad de adentrarse al mundo de la ciencia y la investigación. Como parte del trabajo que desarrolla su profesora, María Molina Jacques, para abordar la unidad referente a Suelos, alimentos y medicamentos, los jóvenes debían elegir un fármaco, investigar sobre sus propiedades y principio activo, además de llevar a la práctica los conocimientos adquiridos experimentalmente. En el caso de este equipo de cecehacheros, la curiosidad e inquietud los motivó a elegir un antibiótico que llevara como principio activo la penicilina, “no queríamos comprar este principio activo sino obtenerlo”, subrayó Emilio Vargas. De ahí que llevaron a cabo la investigación “Búsqueda de nuevas técnicas para la síntesis y purificación de penicilina”. “Querer investigar sobre este fármaco de manera más formal surgió por el interés de saber más y deseos de enseñarle a los compañeros los procedimientos que se requieren para elaborarlo, pues tiene un valor agregado por el trabajo que implica capturar el hongo y aislarlo”, señaló. Además, recalcó, “desde el inicio de la investigación hasta estas fechas, la maestra siempre nos ha asesorado, por lo que nos motivó aún más continuar con el trabajo”. La investigación, a la que dedicaron cuatro meses aproximadamente, tuvo el objetivo de “hacer penicilina que se limitara a matar bacterias de infecciones en la piel; pero por cuestión de tiempo, decidimos enfocar la investigación a encontrar mejoras en el proceso de síntesis y purificación de penicilina y utilizarla en otro tipo de infecciones, siendo quizás los métodos de aislamiento del hongo, el medio de cultivo y la utilización de este caldo antibiótico, nuestro mayor avance”. En cuanto a la cuestión práctica que realizaron, los jóvenes explicaron: “Primero nos enfocamos en el aislamiento de las cepas de hongos con características parecidas a las de un hongo penicillum, principalmente de frutas, pan y pastel de chocolate, la selección se hizo por el aroma que desprendían estos hongos. Una vez puestos en los medios de cultivo, semejante al de la penicilina farmacológica, se hicieron pruebas con diferentes ingredientes para proporcionarle a nuestra cepa seleccionada los nutrientes que necesitaba para crecer”. Asimismo, detallaron que “para producir penicilina es importante inhibir los nutrientes al hongo, de esta manera, se desprende la penicilina como un mecanismo de defensa. Pasados algunos días, el medio que formamos cambia en la composición, lo que hace que el hongo pierda una cantidad considerable de nutrientes, provocando el estrés del cultivo y liberando la penicilina, el medio puede hacer eso sin ningún recurso extra más que aire, de ahí que pensamos que esto podría ayudar a abaratar los precios de la fabricación en un futuro”. En cuanto a los resultados obtenidos, Emilio señaló que “logramos probar nuestros cultivos mezclados con penicilina en bacterias capturadas de manijas y teclados, la mayoría fueron bacilos y cocos, el resultado fue la separación de las colonias de bacterias en las primeras tres horas, lo que demostró sus propiedades bactericidas”. Para el desarrollo de este proyecto resaltaron, indudablemente, las clases de la maestra y los conocimientos que adquirieron desde el primer semestre en la materia. “Trabajamos en la recopilación de información de libros de micología, farmacología y manuales de operaciones sobre las técnicas de obtención de principios activos, de igual manera, contamos con el apoyo del personal del Siladin, quienes también nos asesoraron en el aislamiento de los hongos en cajas petri y en los procedimientos de laboratorio”. Actualmente, a pesar de la contingencia sanitaria, los jóvenes no se han detenido, “durante este último mes nos hemos dedicado a discutir sobre los resultados y a trabajar en el análisis de los datos”.
