poemario de Yelitza Ruiz

Recorre duelo y linaje materno

El título pertenece a la colección El Ala del Tigre

Recorre duelo y linaje materno
El título pertenece a la colección El Ala del Tigre

En su poemario Lengua materna (El Ala del Tigre, UNAM, 2021), Yelitza Ruiz aborda la genealogía, la enfermedad, el duelo y la posible gestación. Sus poemas “recorren el paisaje de una pérdida íntima”, vuelcan su atención “hacia las luchas e injusticias del México de hoy” y reflexionan sobre lo que se puede construir, “no a pesar de lo perdido sino a través de él”.

Durante la presentación virtual de su libro, a través de la página de Facebook del CCH, y acompañada por Rosalba Velásquez y Valeria Flores, alumna del plantel Azcapotzalco, la autora expuso cómo se originó y desarrolló su obra, cómo se desempeña como abogada, la manera en que expresa sus emociones de duelo, su proceso creativo y la inclusión de la cocina como elemento importante del texto.

“Estoy emocionada de que este libro esté en estos espacios escolares. Surgió de trabajar, observar y participar en todo lo que tiene que ver con las mujeres de mi familia. Pueden encontrar estos rasgos de linaje materno, de la importancia y del conocimiento de las abuelas, que pareciera que siempre van a estar ahí y que, cuando de a poco se van esas luciérnagas de nuestras casas, encontramos los vacíos que observamos cuando hacen falta”, explicó.

Este poemario, afirmó Ruiz, “es un recorrido, es hablar de las mujeres de mi casa, de mis tías, de mis abuelas y bisabuelas, en particular de mi madre y de este proceso del conocimiento y de los saberes cotidianos que tenemos muy cercanos incluso en la cocina”.

Valeria Flores animó a los cecehacheros a leer la obra: “Yo identificaría este libro como teletransportador, porque creo que a todos nos va a traer recuerdos de nuestra familia, infancia y vivencias personales”. La obra, comentó, fue una forma de identificarse “con las mujeres que nos criaron y que están presentes en nuestras vidas, es una manera amena de empatizar con las demás, tiene una mezcla de muchos temas, como el terrible cáncer, la familia y la convivencia entre mujeres”.

El poemario, explicó la autora, también ve a las mujeres como sujetos políticos. “Parte sobre una observación de la casa y mi familia, pero también sobre nosotras como seres políticos, sujetas de derechos que a lo largo de la historia han sido peleados y conquistados, ninguno dado por naturaleza. Ahora me emociona ver a las jóvenes cómo se organizan, tienen una visión distinta de esta necesidad de conformar comunidad para cuidarnos unas a las otras”.

También dijo que la lengua materna está entendida como el acompañamiento, como las primeras palabras “y sobre todo cómo nos enunciamos a través de la palabra, lo cual es muy fuerte. Hace cien años no podíamos votar ni firmar un documento con nuestros nombres. Era mal vista la injerencia de las mujeres en la política”.

A la escritora le fue planteada la pregunta acerca de cómo una abogada se convierte en poeta. “Ningún oficio va separado, confío en la interdisciplina. Debemos ir tejiendo esas redes de conocimiento para mejorar la atención hacia las otras y nosotras mismas en la vida profesional. Soy abogada, pero mi elección primaria había sido historia. Los caminos de la vida me llevaron a terminar Derecho y luego estudié Literatura”.

Ruiz agregó: “Nunca me he sentido en polos diferentes, ha sido muy vinculatorio el derecho, la literatura y la historia, son ramas que he procurado como ese punto de cruz que nos enseñan a ir tejiéndolo. Somos seres políticos. Es importante quitar el prejuicio de que la poesía debe estar en ese espacio aislado, etéreo e inalcanzable. La poesía es tangible y cotidiana”.

La cocina, dijo, está incluida en su proceso creativo: “Todas las personas tenemos esa área mística que es la cocina. En casa, si había resfriados o indigestiones no podías correr al hospital. Había que ingeniárselas. Además, el cuidado del cuerpo es un conocimiento ancestral otorgado a las mujeres. Por años observé que era una especie de magia. La imagen de mi abuela curándonos de empacho y ver a mi madre y mis tías replicando eso”.

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