Fatima

crónica cecehachera

La autora, exalumna de Naucalpan, cuenta el viacrucis de su familia

crónica cecehachera
La autora, exalumna de Naucalpan, cuenta el viacrucis de su familia

Todo comenzó con la celebración del Día del Padre, era 20 de junio y decidimos pasarlo únicamente mi hermana, su esposo, mi papá y yo. Teníamos mucho temor de contagiarnos. Por nuestra zona la gente no se cuida, tampoco respeta las medidas sanitarias.

Aquella mañana fuimos a recoger a mi papá a casa de mi abuelita. El esposo de mi tía es chofer de una combi; estoy casi segura que por ahí llegó el virus. Él nos contaminó a todos, era asintomático y nos saludó como si nada. Es una realidad que nadie está exento de contraer Covid, pero, ¿cómo podemos darnos cuenta cuando una persona es asintomática? 

Al siguiente día de la celebración comenzó nuestro viacrucis. Mi cuñado comenzó con los síntomas. Eran mareos y dolores de cabeza. No le dimos importancia y dejamos pasar unos días, pues nunca imaginamos que fuera Covid. A la semana cayó mi hermana, a ella le dio de manera diferente: repentinamente le subió la temperatura y sentía el cuerpo cortado, no tenía fuerzas, también lo dejamos pasar.

Después, caí yo, perdí el olfato, el gusto y el apetito. Tenía el cuerpo cortado y un inmenso cansancio, parecido al que uno siente después de hacer mucho ejercicio. Me asusté mucho, sentí angustia, ansiedad y miedo. Los tres estábamos mal, muy mal. 

Decidimos que no tenía caso acudir al hospital para que nos hicieran la prueba del Covid, no teníamos duda alguna de que se trataba del virus. 

El encierro fue total, nadie salió. Tampoco le avisamos a nadie porque, aparte de que estás enfermo, la gente te discrimina.   

Sobrevivimos de milagro. Creo que se debe a que no tenemos enfermedades crónicas. Aun así, tener Covid es algo que no le deseo a nadie. Durante esos 15 días no regresé a ver a mi papá por temor de contagiar a mis abuelitos.

Hoy, después de muchos días, puedo ver mejor las cosas y pedirle a la gente que se cuide. Yo sobreviví gracias a mis propias defensas. Mi hermana y mi cuñado tardaron un poco más en reponerse, pero ahora ya están bien. Mi papá nunca mostró síntomas, en ningún momento se sintió mal, pero igual le dijimos que se resguardara 15 días. 

Una vez recuperada, me puse a estudiar para mis extras, debía dos materias y tenía que aprobarlas. Al final tenía miedo de quedarme un año más, pero lo logré. Estoy muy agradecida con la vida, hoy estoy sana y soy productiva, volví a vivir.

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