Rita Laura Segato es una escritora, antropóloga y activista feminista, de nacionalidad argentina, que ha dedicado su vida a estudiar el fenómeno de la violencia, de manera específica, la violencia machista y el feminicidio; así como lo relacionado a las cuestiones de género en los pueblos originarios, el racismo y la colonialidad.
A lo largo de su vida, ha tratado de entender el fenómeno de la violencia hacia las mujeres, se ha preguntado las causas, motivos y razones por las cuales una mujer es violada, torturada y asesinada.
A partir de sus estudios etnográficos realizados en Guatemala, Ciudad Juárez (México) y algunos otros lugares de Latinoamérica, ha propuesto una visión interseccional.
Rita Laura Segato explica que la violencia de género no es un acto aislado o perpetrado por un individuo, más bien, es la manifestación de un sistema de opresión, explotación y discriminación que se interrelacionan con otras formas de la desigualdad, poniendo al descubierto la crueldad, el dominio, el poder y la impunidad.
Esta visión interseccional sobre la violencia hacia las mujeres le ha permitido comprender que la violencia de género es el resultado de un sistema cultural que enseña y reproduce la crueldad.
A su vez, dicho sistema cultural permite actos y prácticas que enseñan a los sujetos a transmutar lo vivo y su vitalidad en cosa. A este tipo de aprendizajes es lo que la antropóloga argentina ha denominado como pedagogías de la crueldad.
Las pedagogías de la crueldad son una desensibilización frente al sufrimiento de los otros; se nos enseña a cosificar a las personas, mediante formas de gozo narcisista y consumista, donde el cuerpo de las mujeres es la principal atracción, mediante el ataque hacia esos cuerpos y la explotación sexual de los mismos.
De tal manera, las relaciones de género, el patriarcado y los mandatos de la masculinidad permiten la reproducción de estas pedagogías crueles, las cuales se encarnan en acciones donde las mujeres son tratadas como objetos disponibles y desechables.
Los mandatos de la masculinidad enseñan a los varones, desde muy temprana edad, a ejercer la violencia, la agresión y el poder sobre los demás.
En ese sentido, la masculinidad se presenta con mayor afinidad hacia las prácticas crueles, pues el sujeto masculino es entrenado desde una visión en la que debe cumplir con una serie de imperativos sobre cómo comportarse ante las mujeres; de hecho, se le predispone a ver el cuerpo de las mujeres como un territorio de conquista y tiene que demostrar ante sus pares su capacidad económica, sexual, física, de dominación, etcétera, para ser aceptado.
De este modo, el término pedagogía toma un sentido amplio, instaurándose en el ámbito cotidiano, en el que el ejercicio del poder masculino contribuye a la consolidación de una pedagogía de la crueldad y la enseñanza de sus prácticas promueve el despojo, la individualización, la violencia y la falta de empatía.
Urge desarrollar nuevas forma de educación
Frente a estas prácticas crueles, la pensadora argentina sugiere la necesidad de desarrollar nuevas formas de educación que promuevan la empatía, los vínculos, el respeto por la vida, la diferencia y la diversidad.
Algunos de los elementos que propone para construir propuestas contra-pedagogías de la crueldad son acciones que permitan la desnaturalización del patriarcado y los mandatos de la masculinidad.
La intención es poner en la mesa la reflexión la violencia que sufren no sólo las mujeres, sino también los propios hombres, al tratar de seguir una nefasta estructura corporativa de la fratría masculina.
Ante esto, es necesario fomentar, fortalecer, incorporar, comportamientos masculinos que promuevan el respeto, la solidaridad y la no violencia.
Asimismo, Segato considera de vital importancia el recuperar la experiencia histórica de las mujeres como ejemplo de una forma distinta de pensar y actuar colectivamente, en tanto que los movimientos de lucha de las mujeres han promovido relaciones solidarias, de cooperación y en pro de la vida.
Por último, nos invita a reflexionar en el valor, la necesidad y la importancia de construir un mundo de vínculos, donde el diálogo y el encuentro con la otredad nos permita construir comunidades basadas en el respeto, la justicia y la igualdad, con el fin de salvarnos de la cosificación del mundo.
*Profesora del plantel Oriente