Oppa es un texto dramático escrito por Patricia Martínez Pedreguera, pensada para un público juvenil de entre 12 y 18 años. Dicho texto le mereció a su autora recibir el Premio Bellas Artes de Obra de Teatro para Niñas, Niños y Jóvenes Perla Szuchmacher 2021.
Y no es para menos, pues el texto no sólo es pertinente, sino que irradia una sensibilidad de tal ternura y profundidad sobre un tema que pocas veces suele abordarse: el suicidio en los jóvenes.
Por dicha razón, esta obra de teatro puede resultar impactante para cierto público, lo cual es evidencia de lo urgente que es abrir esta conversación. Asimismo, se requiere de un equipo igualmente comprometido y sensible ante dicha problemática para tomar las riendas del texto y presentarlo donde sea más conveniente, donde haya un público joven.
Con la dirección de la profesora Olivia Barrera y el elenco conformado por José Manuel Marín Castrejón, Noemí Mejía Guzmán y Gael Martínez Esteban, se presentó Oppa en el XV Concurso de Teatro Estudiantil del plantel Naucalpan, así como en el Quinto Festival Estudiantil de Teatro Inter CCH.
Desde la primera escena se aprecia la complicidad y el juego entre los personajes que habitan esta historia; no sucedería dicha dinámica si no hubiera un compromiso detrás del equipo de trabajo.
Con objetos más que suficientes y una escenografía conformada por unos bastidores y unas sillas se desarrolla la historia de estos dos íntimos amigos, Paco y Lu cuentan cómo comenzó la llegada de La Sombra.
La historia se desarrolla en un entorno escolar y familiar, con encuentros y desencuentros de adolescentes que se quieren, se gustan, y después se separan, además de padres y madres que no siempre corresponden con lo que los adolescentes necesitan.
En medio de todo, aquellos sueños y deseos que constituyen el deseo de vivir de los adolescentes encuentran su expresión a través del gusto por elementos de la cultura coreana.
No cabe duda que es un texto y un montaje que interpela al espectador, pues la representación de historias así no hace otra cosa más que dejar al público con preguntas que conmueven e incomodan, y resultan confrontativas: ¿qué orilla a una persona a atentar contra su vida?
Plantear tales preguntas requiere de la valentía suficiente para sobreponerse a la incomodidad que ello generará; y precisamente de eso se trata el teatro: de generar preguntas incómodas.