En medio del cambio climático, los hongos se han convertido en una gran alternativa para alimentar a las sociedades, pues son ricos en proteínas y su producción no es contaminante, en comparación con la industria de la carne.
Con este contexto, el profesor Abraham Josué Medina Ortiz, jefe de Laboratorios CREA y responsable del proyecto “¿Qué hongo con los hongos?”, organizó el Curso Intensivo de Producción de Hongos en el plantel Sur, mismo que fue impartido por la doctora Olivia Ayala Vásquez y la ingeniera Soledad Balbuena Carrasco.
De la curiosidad a la investigación
Olivia Ayala Vásquez es egresada de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) y actualmente realiza un posdoctorado en el Colegio de Postgraduados.
Ella pertenece a la comunidad mixe de Oaxaca (ayuukjä’äy), una zona enclavada en las montañas oaxaqueñas. En ese ambiente boscoso descubrió el mundo de los hongos que, tiempo después, se convirtió en su tema de investigación.
“Casi nací con los hongos porque mis padres pertenecen a la cultura mixe de una comunidad que se llama Santa María Mixistlán; yo nací allí y conforme íbamos creciendo, en temporada de lluvias, nuestros padres nos llevaban al bosque para ir a recolectar los hongos. Ellos recolectaban principalmente el género amanita que son las famosas yemitas y las comercializaban en mercados regionales”, contó la investigadora.
Después, cuando tuvo que realizar su práctica profesional, propuso un tema de investigación sobre hongos, pues le era fácil adentrarse al bosque para observarlos. En la maestría, aunque quería especializarse en patógenos, continuó con la micología.
De esta manera, en sus estudios de posgrado decidió enfocarse en la investigación de los extraños hongos boletales. De la mano del doctor Jesús García Jiménez, jefe de Laboratorio de Micología y profesor-investigador del Instituto Tecnológico de Ciudad Victoria, Olivia Ayala se adentró cada vez más en el mundo de los hongos.
Rompiendo barreras
Olivia recuerda que su mamá le decía: “yo no entiendo para qué te la vives en el bosque, ¿qué haces con esos hongos? Esos hongos no se comen”, ya que en su familia y en la comunidad sólo consumían cinco especies pese a la gran variedad; sin embargo, cuando comenzó con sus investigaciones con hongos, descubrió que había muchas más especies comestibles.
Entre las principales satisfacciones de Olivia está el no sólo ser la primera mujer científica en su comunidad, sino también investigar con algo que aprendió dentro de la misma, como son los hongos de los bosques de la región mixe.
Otro de los aspectos que le gustan es que en la comunidad han cambiado el chip respecto al entorno que habitan, “o sea, este cambio de visión de pensar que solo había 3, 4 honguitos y ahora abrir un panorama de un mundo así de… ‘¡ah, esos también se comen!’”.
Sin duda, uno de los momentos más significativos en su vida fue cuando dedicó una especie a la comunidad mixe.
“Esta especie que le dediqué a la comunidad mixe se llama Aureobuletus ayuukii, es una especie muy bonita. Aureobuletus se caracteriza porque tiene el himenio dorado, es un hongo pequeño pero muy bonito. Entonces, creo que ha sido mi mayor satisfacción, darle ese reconocimiento a la cultura ayuuk”, concluyó.
Casi nací con los hongos porque mis padres pertenecen a la cultura mixe de una comunidad que se llama Santa María Mixistlán”