Dentro de la cultura popular existe una visión clásica del tipo de películas románticas que encantan al público en general, donde los roles de género y los arquetipos de los personajes son los modelos perfectos para una historia romántica ficticia, pero que se desea como real.
Estas películas románticas han evolucionado, tanto en estilo, como forma. El ejemplo perfecto es The notebook, sin embargo, existieron antes muchas más, todas con tendencias efectistas para mover el romance en el interior del espectador, por ejemplo, Me before you, One day, incluso About time.
We live in time es la entrega más reciente del mencionado tipo de historias. No se malentienda; si bien parece que fui visceral y bastante duro con este tipo de películas, la verdad es que no las considero malas, pero es importante reconocer su estructura y fórmula tan premeditada.
Estas historias responden a cierto público, pero además atacan a ciertas emociones o sentimientos. Es mucho más fácil conectar con los personajes y sus situaciones si empatizamos con ellos; por eso son tan efectivas porque nos envuelven fácilmente con su historia.
We live in time es ese tipo de película, sobre encontrar el amor verdadero, el que te convence de sentar cabeza y de emprender el sueño de tener una familia mientras cumplimos nuestras otras metas.
Tobias (Andrew Garfield) es un recién divorciado que encuentra el amor en Almut (Florence Pugh), una chef de alto nivel que está emprendiendo en su nuevo restaurante.
En el caso de Tobias, encuentra en ella la oportunidad de tener una familia, volver a casarse y vivir la vida que siempre esperó. Por el lado de Almut, tiene junto a su esposo la oportunidad de florecer, vivir sus sueños y sanar las heridas de su infancia. Ambos están hechos uno para el otro desde su concepción como personajes.
La premisa y cómo funcionan los personajes hace notar lo simple del filme y es difícil imaginar cómo una historia así podría destacarse. We live in time encuentra su mayor virtud en el dúo protagonista, el nivel de actuaciones que ambos entregan, mezclado con la química que logran y el amor que logran transmitir, hace a esta película disfrutable; sin ellos, este estreno sería uno más del montón.
A esto se suma que una de las principales características del filme es su montaje no lineal, pero más que ser un beneficio, resulta en un elemento perjudicial. Es una experiencia más que agradable y emotiva, sin embargo, estoy casi seguro de que en un par de meses será una experiencia olvidada en el baúl de la industria. Dudas y sugerencias a luis@cchfilmfest.com