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Alberto Chimal charló con los jóvenes

El autor invitó al alumnado a escribir sus propios relatos

Alberto Chimal charló con los jóvenes
El autor invitó al alumnado a escribir sus propios relatos

“Empezar a leer muchas veces significa meterse a un mundo mágico, de seres imaginarios y espeluznantes batallas. Pero, ¿en qué momento se decide ser escritor? ¿Es decir, ser tú el creador de esas historias?”, fueron algunas de las interrogantes que surgieron durante la charla entre estudiantes del plantel Sur y el escritor Alberto Chimal en el marco del programa Tour Universo de Letras: 10 Años y Contando.

Alberto Chimal es autor de una extensa obra dentro de la literatura mexicana, por ejemplo, los títulos El país de los hablistas (2001), Estos son los días (2004) y La ciudad imaginada y otras historias (2009). Su trabajo ha recibido reconocimientos como el Premio Nacional de Cuento Nezahualcóyotl 1996 y el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada 2014.

De niño, según contó, vivía en una casa donde había muchas personas en todos lados y a todas horas. En ese contexto, atraído por los pocos libros que había, comenzó a refugiarse en las historias. 

“Esas lecturas muy al azar, a lo que hubiera en aquel momento, en aquel lugar, para mí fueron fascinantes. Fueron una forma de estar entretenido y también una forma de descubrir muchísimas cosas de las que no sabía”, dijo.

Asimismo, Chimal comentó que la inquietud de ser escritor surgió al leer que había escritores, es decir, gente que usaba el lenguaje para hacer historias.

“Uno no simplemente los recibía (libros) como de alguna fábrica, no simplemente aparecían en una librería o de pronto en manos de un adulto, sino que uno tenía que hacerlos. No recuerdo qué habré pensado cuando leí eso, pero yo creo que he de haberme interesado porque desde entonces estuve pensando en esa idea”, explicó.

Ese descubrimiento lo llevó a tratar de escribir y crear sus propias historias. Empezó a escribir “sin guía, sin mucha idea de cómo hacerlo, sin mucho éxito tampoco, pero seguí intentándolo. Por alguna razón, creí que eso podía ser una buena ocupación para la vida. Algo a lo que valía la pena dedicarle la vida”.

Por último, consideró como fantástica la manera en la que se puede conectar con historias de gente lejana en el espacio y en el tiempo: “vale la pena escribir, pues estamos vivos y estamos escribiendo para gente que vive”. 

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