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La creatividad, una experiencia comunitaria

Esta práctica se ha convertido en un acto de expresión y de resistencia, dijo González Ruiz

La creatividad, una experiencia comunitaria
Esta práctica se ha convertido en un acto de expresión y de resistencia, dijo González Ruiz

Sandra Ivette González Ruiz, doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional, presentó la conferencia “La experiencia de la violencia y las formas creativas de tejer la vida”, en la cual explicó cómo la creatividad funciona como una herramienta histórica no sólo en lo cotidiano, sino en también en contextos de crisis y violencia, donde el bordado ha sido un vehículo de expresión y resistencia.

Como parte de la jornada de Jueves por la Igualdad, en el plantel Vallejo, la especialista presentó una serie de imágenes de bordados que fueron elaborados por mujeres, los cuales tenían poemas y metáforas y comunicaban su sentir durante las dictaduras de Chile y Argentina, lo que formó parte de sus estudios de doctorado.

Asimismo, recordó que durante la pandemia generada por el Covid-19 la escritura fue una práctica creativa para narrar experiencias personales de las universitarias.

En su experiencia, comentó que se aleja de las concepciones acríticas que conciben la creatividad como un talento único de un grupo reducido de personas, mientras que la poesía, la escritura y la creatividad se ven como habilidades que sólo tienen algunas personas con cierto privilegio o personas tocadas por un halo divino.

“Se deben cambiar estas ideas y pensar más en la creatividad como parte de la experiencia humana, social y comunitaria”, dijo.

En ese sentido, comentó que el bordado es un lenguaje particular y junto con la poesía ayuda a hablar de temas complejos; “no tengo que dar el testimonio duro y directo, eso nos permite elaborar la experiencia que vivimos”, sostuvo la docente de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán.

Asimismo, compartió que después de atravesar una crisis personal se animó a organizar los talleres Bordar para Sanar: “en ellos representábamos el dolor puro y duro, desde las formas que cada participante iba sugiriendo”.

“En mi caso, mi forma de hacerlo fue a través de estas mujeres azules (…) era una forma de hablar de lo que nos ocurría. El bordado es una práctica creativa que también nos puede ayudar en los procesos de sanación, tanto de heridas personales, pero también de heridas colectivas”.

Aunado a ello, expresó que el bordado es una práctica que permite “hablar y tejer de muchas cosas, además tiene una importancia vital porque ha sido recuperado”.

Resaltó que de ser una práctica estigmatizada y precarizada, actualmente el bordado se ha convertido en un lenguaje propio del movimiento de mujeres, feministas y disidencias “para apropiarse de sus formas de representación”.

Tejer telarañas

Sandra Ivette González Ruiz explicó que dentro de la práctica de bordado se han tejido telarañas, lo que representa un gran ejercicio para hacerlas con la comunidad estudiantil: “también lo he aplicado con algunas de mis clases y de verdad nos ayuda mucho”.

Sobre este ejercicio, expresó: “la telaraña nos sirve mucho para entender quiénes a nuestro alrededor nos sostienen, esos seres que nos permiten estar y continuar. También a quiénes cuidamos y a quiénes sostenemos”.

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