Leer a Juan Carlos Onetti es atravesar las tristes experiencias de unos personajes rotos, enfilados al fracaso. Al final de cada obra suya, la recompensa para el lector es indudable, pero antes se debe sufrir.
Un breve ejemplo de esta atmósfera de desencanto se encuentra en los cuentos El posible Baldi y Jacob y el otro, que integran el tomo de Material de Lectura dedicado a Juan Carlos Onetti, reeditado a treinta años de la muerte del escritor uruguayo por Libros UNAM.
La selección y prólogo son de María Luisa Puga. El texto es la entrada al mundo literario de Onetti (Montevideo, 1909-Madrid, 1994), y su deslumbrante obra, por la que ganó el Premio Rómulo Gallegos de 1967 y el Premio Cervantes, en 1980, cuando llevaba ya cinco años exiliado en España.
En El posible Baldi, Onetti describe la existencia de un hombre todo embustes y fantasías narcisistas, al que le cree una mujer con la que sale. En Jacob y el Otro, asistimos a la debacle final de un boxeador que va de pueblo en pueblo retando a los locales.
En el prólogo, María Luisa Puga desentraña la raíz más punzante de los personajes del autor, “aparentemente derrotados, sin escrúpulos, corroídos por un resentimiento profundo que quieren descargar sobre lo primero que pase. Los hace existir con desgano, sin intentar suavizar su rudeza, su falta de alternativas. Podemos contemplar cómo se mueven sin dirección, por inercia, envueltos en una absurda existencia marginal de la normalidad”.
“Mujeres viejas, prostituidas, profundamente nostálgicas de remotísimos mundos apacibles. Hombres barrigones y solitarios, que saben inclinarse caballerosos pese a estar completamente borrachos, porque lo que no se hace jamás es dejarse ver derrotado. Paisajes urbanos, entristecidos por la ausencia de una auténtica vitalidad, que son recorridos por adolescentes obsesionados”.
En cualquier caso, nos recuerda Puga, son seres de empresas insensatas pero que no cumplen los rituales de quienes robóticamente se adaptan a la normalidad. Unos males por otros. Y en tiempos en que la precariedad es un fantasma que se cierne sobre tantas cosas: la escena laboral, la económica, la social, iniciarse en la lectura de Onetti resulta de lo más sensato.