Cine

Alien: Romulus

La sensación de 1979 retornó a las salas con esta última secuencia

Alien: Romulus
La sensación de 1979 retornó a las salas con esta última secuencia

En 1979 Ridley Scott creó Alien, una de las películas de ciencia ficción más aterradoras e icónicas de la historia que fundó todo un universo y mitología sobre estas criaturas: los xenomorfos.

Actualmente, después de secuelas que pasaron con más pena que gloria y con Disney como nueva dueña de los derechos, la saga vuelve a sus raíces y se revitaliza con Alien: Romulus, la cual recupera el terror ambiental.

El filme repite una fórmula similar a la de la primera entrega y poco a poco intenta crear su propio nombre.

Fede Álvarez, director de la cinta, ve el trabajo de los setenta con respeto y esto se demuestra constantemente no solo a través de los homenajes, sino a partir del mismo cariño con el que los representa.

Esta vez el grupo de personajes son personas que intentan desesperadamente salir de su colonia minera en busca de una mejor vida, pero en su intento encuentran una nave varada y abandonada en la que resulta haber xenomorfos.

La premisa resulta poco atractiva, sin embargo, llama la atención la construcción de la ambientación y el universo, observamos poco de la colonia humana y la nave es como otras tantas de la saga, pero cada aspecto físico y visual habla por sí mismo.

Por ello, es fácil construir la imagen mental de cómo funciona el universo en ese punto, desde las relaciones personales hasta la casi revolución de los sintéticos que comienzan a reflejar sentimientos.

El universo derrocha creatividad a la vez que es respetuoso con una estética ochentera, cyberpunk.

Por otro lado, el factor suspenso/terror desde la ambientación es efectivo.

El tener un conjunto de personajes nuevo hace sentir que ninguno está a salvo; aun cuando el personaje principal es fácil de identificar, el resto se mantiene en un limbo de lo que podría o no pasar.

Algo importante de esta nueva película es el final, ya que es uno de los momentos más terroríficos donde la audiencia es consumida por la ambientación y no solo es efectivo, sino también sorpresivo.

En Alien: Romulus se plantea un nuevo concepto inspirado y dando continuidad a lo que se presentó en Prometeo. Sin embargo, posterior al que parece ser el clímax de la película, dicho concepto se implanta en nuestro inconsciente como “lo que será”, “las raíces de la secuela”, “el siguiente paso”… pareciera que la idea se plantea como una semilla para futuras entregas.

Unos minutos después Alien: Romulus rompe el cascarón y explota el concepto con algo nuevo, poniendo una cereza en el pastel en una historia que ya era excelente…

El terror que sintió la gente en 1979 cuando se observó cómo el pecho de un personaje se destrozaba y de ahí nacía un xenomorfo es equiparable a la sensación en la sala de cine con esa última secuencia.

Comentarios y sugerencias a luis@cchfilmfest.com

El dato

Fede Álvarez es un cineasta de origen uruguayo que ya había tenido experiencia dirigiendo cintas de terror.

El director de fotografía es el mexicano Galo Olivares.

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