Rafaela Lahore es una escritora uruguaya que en su libro Debimos ser felices pone de manifiesto cómo la frontera entre la ficción y la realidad puede ser muy nebulosa, pues aborda temas que podrían resultar incómodos de hablar en la familia, pero que también representan una oportunidad para romper paradigmas.
En entrevista virtual en el Segundo Festival Cultural del CCH, la escritora recordó que desde la infancia estuvo rodeada de libros, ya que su madre es maestra de Literatura, por lo que este ambiente no le resultó ajeno, por el contrario, despertó su vocación por las letras.
“Me interesaba la lectura, me gustaba leer desde muy chica. Con el tiempo, esto se fue transformando a un amor a la escritura (…) Recuerdo que mi mamá me daba para leer poemas de Federico García Lorca, como el Romancero Gitano. No recuerdo bien qué tanto comprendía, pero es algo que tengo marcado”, dijo.
Más adelante, le acompañaron el cuento y la poesía: “me gustó un libro que se llamaba Pateando Lunas, que era de una niña que quería jugar futbol” y aparecieron los cuentos de Horacio Quiroga, así como los poemas de Idea Vilariño. Del primero, se trata de uno de los más importantes exponentes de la literatura latinoamericana y la segunda, Lahore admira su capacidad para “condensar muchos sentimientos con muy pocas palabras”.
En cuanto a su novela, que aborda el tema del suicidio y la familia, Lahore expresó que fue un proceso con etapas diversas, ya que lo que empezó en un formato documental después estuvo acompañado por tintes de la ficción, por lo que se trazó esta línea es muy tenue.
“Muchas veces me preguntan qué porcentaje dirías que es verdad y es literatura, es muy difícil decir eso. Hay cosas que no pasaron en la realidad, pero sí pasan en la novela, pero que podrían haber pasado y también son reales. La frontera de la ficción y la realidad es muy nebulosa”, expresó.
“Me gustaba leer desde muy chica. Con el tiempo, esto se fue transformando a un amor a la escritura.”