El amor activa nuestro ser interno

El amor activa nuestro ser interno

Es el motor de las transformaciones y nos hace florecer

El amor activa nuestro ser interno
Es el motor de las transformaciones y nos hace florecer

La vida con amor no es un principio sentimental, el amor para la filosofía antigua consiste en dinamis, es decir, depende de nuestros actos cotidianos, por ejemplo, pensar qué comemos, significa amor por nuestro cuerpo, entonces es necesario pensar con sumo cuidado qué llevamos a nuestro estómago y no llenarlo de sustancias tóxicas.

El amor es un acto que me compromete a pensar qué hacer en cada acción cotidiana y cómo enfrento una relación de pareja o cómo enfrento un divorcio o la muerte de nuestros seres queridos o cómo hacernos florecer, así lo concibe Luc Ferry (2013).

Así, el amor es un nuevo principio de la vida, que considera qué puede impactarla profundamente y crea una nueva concepción filosófica. Para Ferry, el amor ha de llevar a crear una nueva filosofía, que es vivir profundamente el amor en todos los actos de nuestra vida.

Amarme, amar mi trabajo, mi familia, la ciudad; amar la naturaleza y a los animales. Para Ferry, incluso significa realizar una transformación, que consiste en vivir los sentimientos de forma profunda, que no es lo mismo que las emociones, esas contienen a veces unos aspectos negativos.

También Paul Ricoeur trabaja el tema del amor de una forma extraordinaria, en su libro Amor y Justicia (2015), y nos puede ayudar a ver la conducta humana desde la virtud del amor.

Se habla de virtud, porque el amor es poesía para Ricoeur y si el amor es poesía, sus principios son los mismos, el amor nos obliga a la creatividad. Lo inédito nos lleva a comprender de otra forma al ser querido o a la situación y entonces se busca una forma nueva de transformar los hechos o las conductas.

En la interpretación del amor como poesía de Ricoeur, el amor es una espiral ascendente, entonces para recrear constantemente las relaciones humanas, es necesario que las elevemos cada vez que interactuamos, es decir, ver más alto hacia dónde queremos conducir esas relaciones o el beneficio que tienen hacia los otros; es otorgar una solución creativa a los dilemas.

La espiral del amor puede subir si nos conocemos, pero hay que hacer el esfuerzo de ese conocimiento, tanto el propio, como el del ser amado. Si la energía del amor nos conduce, nos movemos en espiral, vamos ascendiendo en curvas más altas, creando conciencia, acercamiento, cuidado por el otro.

Considero que vivimos una época que dejó de creer en el amor, quizá sea porque como nos obliga a movernos, nos lleva a transformaciones, pues hay quienes prefieren estar pasivos y la pasividad lleva a una vida miserable, porque no te conoces, ya que el autoconocimiento también es movimiento.

Te obliga a realizar aquello que más quiere tu alma, en ocasiones eso resulta de mucho compromiso con uno mismo, entonces preferimos desconocer esa voz interior, porque implica un movimiento que no estamos dispuestos a emprender.

A veces no se puede asumir la propia voz interior, lo que surge del fondo de nuestro ser, porque el cerebro tiene información de muchos años, incluso el cuerpo anida información que no nos permite avanzar, ya que cada célula va guardando la información de lo que hacemos, para romper con esa información, es necesario esperar el momento, y llega si activamos el cuerpo con dieta, respiración, caminando para alcanzar la fuerza que nos permite emprender un nuevo camino.

Ese nuevo camino se busca con nuestra esencia más profunda. Por eso, para resolver problemas, familiares, con amigos o con la comunidad, se requiere del amor que es la esencia más creativa que posee el ser humano, lo que lo llevaría a no castigar al que lo ofende, sino a sanar a la persona que lo agredió, porque es una la agresión que proviene de un ser dañado y, en ese sentido, se requiere buscar una solución a su malestar con terapias alternativas, de sanación.

Para recrear el amor, el individuo tiene que realizar un impacto cognitivo en sí mismo, por eso resulta primordial el autoconocimiento, por eso la mayor misión de Sócrates era convertir a los jóvenes en músicos verdaderos, que quiere decir, descubrir la armonía del alma, pero sólo si se practica diariamente el diálogo con uno mismo y también con cantos, con baile y caminando descalzo o en el pasto. 

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