Emilio Federico Vargas Domínguez

Emilio Federico Vargas Domínguez

El confinamiento fue un shock, pero se adaptó

Emilio Federico Vargas Domínguez
El confinamiento fue un shock, pero se adaptó

Con un 9.9 de promedio que aún le cuesta trabajo asimilar, Emilio Federico Vargas Domínguez culmina su bachillerato consciente de que la experiencia ha valido la pena y no engloba sólo materias o talleres, sino reuniones, encuentros y amigos. “La verdad es algo fenomenal y creo que en ningún otro bachillerato hubiera podido haber logrado lo que hice en el CCH”.

En entrevista, Emilio recuerda que desde muy pequeño tuvo conocimiento de la UNAM, pues su mamá estudió en el Colegio y luego en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, además, su papá es profesor en el plantel Oriente.

Ello no quiere decir que fuera una imposición cursar su bachillerato en el Colegio y en Azcapotzalco; “no fue un sacrificio, lo disfruté, estuve muy feliz con todas mis materias y profesores”, asegura el joven.

A tres años de haber ingresado, dice, lo más destacado del Colegio fue su libertad, la posibilidad de hacer muchísimas cosas, es variadísimo, “la independencia que tienes para elegir y armar los paquetes de asignatura es un ejemplo, escoger talleres o ir a conferencias”.

“Este semestre semipresencial me la pasé increíble, conocer a mis amigos y profesores, observar cómo cada persona tiene una identidad tan particular, al final de cuentas es como una amalgama y pues es la comunidad, haber tomado clases en sus salones, conocer edificios con funciones muy especiales como Siladin, la sala Telmex, estoy muy feliz y es algo que jamás voy a olvidar”, sostiene Emilio.

Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas, reconoce, pues el confinamiento fue una situación compleja, un shock que lo afectó al momento de estudiar, pero del que poco a poco salió para adaptarse y tomar cursos que se impartían como a tres horas de su casa; “creo que el secreto de todo esto ha sido la adaptación, pienso que en el futuro habrá que combinar la parte presencial con la virtual, pues tiene sus ventajas”.

El aspirante a la licenciatura en Biología refiere que, aunque se piensa que la educación tiene que ser algo doloroso, que implica hacer sacrificios y casi casi desvivirse, en realidad las cosas son más accesibles de lo que se podría pensar, sólo es cuestión de encontrarle alternativas.

“Justamente como el CCH, yo pensaría que nos hace falta como país poner en práctica esos conocimientos que en el aula son estáticos y que los estudiantes les den sentido y apliquen, sólo así podríamos llegar a una educación de buena calidad”, añade Emilio, a quien le gusta nadar, dibujar, pintar, escribir cuento y ensayos, hacer estancias con profesores y participar en la Olimpiada del Conocimiento.

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