El pasado 27 de abril se cumplió un siglo de que el Consejo de Educación mexicano aprobó, a propuesta del rector José Vasconcelos, el escudo y el lema de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Escudo y lema, ha señalado el rector Enrique Graue Wiechers, son “elementos que han dado identidad histórica a nuestra comunidad y los hemos sostenido, e incluso defendido, como símbolos de la autonomía, de la libertad de pensamiento, de la convivencia entre distintas corrientes y de la responsabilidad que tenemos los universitarios con la sociedad”.
Se trata, pues, de símbolos de identidad universitaria. Así, el escudo que muestra el lema “Por mi raza hablará el espíritu”, ha quedado grabado por décadas en México.
Libertad, identidad, autonomía, orgullo, sentido de pertenencia, arraigo, son expresiones con las que los universitarios describen las emociones que les evocan los símbolos de la UNAM.
Ambos han viajado y son conocidos y reconocidos a nivel mundial. El primero, con su ave bicéfala formada por la unión del águila mexicana y el cóndor andino; y el segundo, construido con 26 letras distribuidas en seis palabras.
Fernando Vizcaíno, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), comenta la importancia del concepto de la raza, y la idea de la “raza cósmica”, en el lema. “Vasconcelos concibe la historia de Occidente entre el mundo hispánico y el mundo anglosajón, porque no hay que olvidar el contexto histórico en que se crea nuestro lema. Hablamos de los años 20 (del siglo pasado), cuando en Europa, y en buena medida en Norteamérica, existía la idea de una superioridad racial, la de los blancos o arios, particularmente”.
Así, Vasconcelos se opone a esa idea a través de “la raza cósmica”, la cual reúne las cuatro principales razas: afros, blancos, asiáticos y amerindios, explica Vizcaíno.
“Entonces la raza cósmica no es otra que nosotros mismos, los mestizos, que a diferencia de la supuesta raza pura, es una mezcla diversa que constituye la fuente de la fortaleza”.
El Consejo de Educación en sesión del 27 de abril 1921, aprobó el cambio de escudo de la Universidad, en los siguientes términos: “Se resuelve que el Escudo de la Universidad Nacional consistirá en un mapa de la América Latina con la leyenda “POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU”; se significa en este lema la convicción de que la raza nuestra elaborará una cultura de tendencias nuevas, de esencia espiritual y libérrima. Sostendrán el escudo un águila y un cóndor apoyado todo en una alegoría de los volcanes y el nopal azteca”.