La imagen de un niño leyendo Crónicas marcianas, escondido bajo las sábanas con una lámpara, en la oscuridad de la noche, es la mejor manera en la que deseo ser recordado después de muerto, así lo declaraba en vida Ray Bradbury, escritor norteamericano, considerado uno de los mayores exponentes del género de ciencia ficción, mismo que ha sido inspirador de otros escritores alrededor del mundo.
Y su centenario no podía pasar inadvertido, sobre todo en la actual situación provocada por la emergencia sanitaria, donde, de manera sorprendente, pareciera haber descrito lo que actualmente padece la humanidad, señaló el escritor Vicente Quirarte, al moderar el Encuentro Ray Bradbury, organizado por el Colegio Nacional para celebrar al escritor.
“Sus relatos y novelas nos aproximan al lado siniestro de la vida, al corazón de sombras que en todos palpitan, pero del que tarde o temprano saldremos, la última frase de su novela Fahrenheit 451 así lo afirma: ‘cuando lleguemos a la ciudad, todos queremos volver a transitar, vivir y merecer el espacio negado en este momento por el enemigo invisible’”, afirmó.
Y es precisamente sobre esta obra que reflexionó el neurocientífico Pablo Rudomín, “en ella recapitula la historia de la humanidad, el miedo y el rechazo al conocimiento, no es realmente una historia de ciencia ficción, es la descripción de hacia dónde vamos, más bien dónde estamos; es el rechazo al conocimiento bajo la premisa que la ignorancia permite ser más feliz, a la gente del poder no les interesa que la gente sea feliz, sino que sea sumisa; saben que reconocer es vivir insatisfecho, es preguntar, es tratar de entender y eso molesta a los que están en el poder, no quieren ser cuestionados, ni juzgados”.
En este sentido, subrayó que aquello sigue vigente en la actualidad, “desafortunadamente sigue el desprecio al conocimiento, ahora las redes sociales permiten el linchamiento anónimo, se debilita a la cultura, se estigmatiza a la ciencia”.
La literatura de Bradbury, explicó el escritor Juan Villoro durante la charla realizada en agosto pasado, “logró poetizar zonas y campos de la fantasía que no habían sido tocados por él. Es permanentemente un autor pionero, de descubrimiento, aunque no de descubrimiento científico, él odiaba las computadoras. Como escritor fue admirado por Aldous Huxley, y numerosos escritores, pero logró el mayor honor que cualquier autor ha podido tener: recibir un prólogo de Jorge Luis Borges.
“Y escribe en él ‘qué ha hecho este hombre de Illinois, me pregunto al cerrar las páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otro planeta me pueblen de terror y de soledad’, se refiere a las Crónicas marcianas”.
Este impacto, finalizó el escritor mexicano, es el que puede atrapar a los jóvenes, ya que “es un autor fascinante y sigue atrayendo por su capacidad de imaginación y por el notable desafío de sus historias, por las situaciones de emoción, de terror; el sentido de la aventura que siempre está presente; también el elemento poético, por las atmósferas que logra, la enorme novedad de su imaginación, pero también la sorpresa de sus tramas, es muy sugerente y el hecho de que haya escrito tantos cuentos sorprendentes lo convierte en una persona ideal para estimular la imaginación de los lectores jóvenes”.
