Docentes del Colegio concluyeron el Diplomado Introducción a las Neurociencias y su relación con el Modelo Nuevas Variables para la Enseñanza y el Aprendizaje (NVA). Una Propuesta Metacognitiva, espacio en el que pudieron adquirir herramientas que les pemirtirán apoyar a los estudiantes para que puedan desarrollar su forma de aprender y la valoren.
Cristina Caramón Arana, coordinadora del diplomado, comentó que en este diplomado se pudo apreciar que los alumnos “no se percatan que trabajan con su cerebro y de ello dependen muchas cosas para su buen funcionamiento, como hacer ejercicio y alimentarse bien”.
A manera de reflexión, señaló que durante la Segunda Guerra Mundial, en Austria se bailaba vals, lo que implicaba una generación de energía.
“En el primer módulo habíamos dicho que somos energía y lo que hacen nuestras neuronas es, precisamente, un contacto de energía. Esas personas que no tenían nociones de neurociencia tenían la intuición de que la única manera de proteger a su país era creando esa energía de manera circular, la cual protege el lugar y a los que están en él. Por ello es que bailamos”.
Tras acompañar al grupo a bailar un vals, J Concepción Barrera, coordinador del Centro de Formación Continua (CFC), felicitó a los asistentes, de quienes destacó su compromiso.
“Sabemos de su gran relevancia. Muchas veces canalizamos cursos de formación para los alumnos, pero en esta ocasión estuvo dirigido a los docentes. Se abordó la salud mental y su importancia, el cómo canalizamos el desgaste de todo el semestre, todas las actividades y emociones que trabajamos con los estudiantes; además, los compromisos académicos, administrativos, familiares o personales”.
“A veces nos enfocamos en ser rentables en el trabajo, pero nos olvidamos de nosotros. Si no nos recuperamos a través de este tipo de actividades, realmente no rendimos el fruto que se debe; es de vital importancia que se dé este equilibrio entre lo académico y la salud mental del docente”, enfatizó.
Asimismo, el coordinador recordó que el semestre pasado hubo un curso de salud mental para docentes, el cual tuvo una gran convocatoria.
En dicho curso se desarrollaron actividades lúdicas que “seguramente se rescataron durante este diplomado para procesar todo el desgaste que sufrimos en el semestre, de muchas situaciones y factores que intervienen”.
“Aunque ya quedó lejos la pandemia, arrastramos muchas situaciones emocionales, todavía hay cosas que quedaron por ahí, que nos hacen daño y tenemos que trabajar”, resaltó.
En ese sentido, consideró que este tipo de diplomados permiten generar conciencia como directivos para que los académicos canalicen actividades donde se compagine la parte académica con la materia prima, “que son los alumnos y la parte emocional de ellos”.
“Felicidades, un reconocimiento a la maestra Cristina Caramón Arana y los profesores colaboradores por impulsar este diplomado, a pesar de tener una agenda ocupada, enhorabuena”, finalizó el coordinador.
Cabe señalar que los asistentes al curso compartieron impresiones sobre el diplomado, sobre cómo elaborar una estrategia académica y formar el llamado grupo inteligente y empoderado, en el cual sus integrantes deben permanecer de principio a fin de la investigación.
Fortalezas para el aprendizaje
María del Carmen San Juan, docente de Inglés en el plantel Azcapotzalco, consideró que este diplomado “vale la pena. Comentamos que nos gustaría no sólo una segunda parte, sino continuar trabajando. La formación, por lo general, se enfoca en aspectos didácticos, diseño de estrategias, pero pocas veces incide en aspectos cognitivos, como desarrollar la metacognición a partir de las características del alumno”.
Sobre las aportaciones del diplomado, señaló que los docentes aprendieron sobre elementos prácticos y aplicables “que nos permiten conocer a nuestro grupo de una manera distinta y aproximarnos desde las lateralidades del cerebro y los estilos de aprendizaje, lo cual es fabuloso”.
Por su parte, Carlos Fernando Ramírez López, profesor de Biología en el plantel Vallejo, indicó que el diplomado fue muy dinámico y le permitió “conocer estrategias que podemos aplicar con nuestros alumnos de manera más asertiva. Mucho de este aprendizaje lo llevamos a cabo habitualmente de manera intuitiva, pero a partir de los conocimientos adquiridos en este diplomado, lo podemos hacer de manera más armoniosa e intencionada”.
“Los conocimientos adquiridos permiten identificar fortalezas y debilidades de los alumnos, así como su estilo de preferencia. En cuanto a su aprendizaje, de esta manera formamos equipos llamados inteligentes, que te permiten solventar digamos, potencialidades o carencias que los alumnos puedan tener y trabajar en la elaboración de estrategias sobre este conocimiento”, finalizó.