El doctor Jorge Luis Gardea, maestro de Filosofía en el plantel Sur, hizo una invitación a los jóvenes a que practiquen la lectura crítica, que aprendan a que de cada lectura puede surgir una reflexión, que no deben tomar todo tan literal y que con análisis y crítica se desentrañan ideas que pueden causarnos daño como sociedad.
Al participar en la serie Jueves para la igualdad, del plantel Vallejo, Gardea, quien es autor de libros como Responsabilidad, Motivación y Evaluación Moral y Ciudadanía, una lectura filosófica , y de artículos sobre Psicología Moral y Filosofía de la Mente, desarrolló el tema “Controversias de Legitimidad: ¿existe una Ética del patriarcado?”
En su ponencia, habló sobre la legitimidad hegemónica del patriarcado, basada en la educación de la masculinidad, que con los años ha generado en algunos hombres una gran dificultad para ver la violencia y desigualdad social que propicia, sobre todo en las mujeres.
Para explicar la violencia estructural, el filósofo se basó en la obra Casa de Muñecas, de Henrik Ibsen (1879). En ésta una familia aparentemente feliz, donde Helmer es banquero y proveedor de la familia; Nora, su esposa, es ama y administradora de la casa, pero es vista como un accesorio, al que Helmer llama “muñequita”.
Hoy, la realidad no es muy diferente, la mujer sin un empleo está en desventaja socioeconómica, las historias de abandono pueden ser diferentes, pero la lucha sigue siendo la misma, lamentó Gardea.
Sobre los problemas que enfrenta la ética, el estudioso citó a Christine de Pizan una filósofa humanista, precursora del feminismo, quien escribió La ciudad de las damas (1405), donde habla de una ética fuera del patriarcado, en la que, entre otras cosas, cuestiona la superioridad masculina e incluso duda de Aristóteles en algunos puntos, en materia de virtud o moral.
Para Gardea las virtudes masculinas son: honor, racionalidad, caballerosidad, valentía y coraje, pero estos valores culturales ya no pueden estar vigentes en las sociedades modernas. “Si nuestra masculinidad siguiera estos esquemas podemos caer en excesos, dando como resultado, seres arrogantes generadores de violencia contra nuestros contemporáneos”.
“Por eso debemos leer con el contexto del autor y ser reflexivos con lo que leemos, para poder cambiar las estructuras patriarcales”, alertó.
