“Ser merecedora del Reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz me genera dos grandes sentimientos. Por un lado, me da gusto que esto suceda, porque si bien una no hace el trabajo pensando en recibir un premio, cuando ocurre se experimenta una gran satisfacción y gusto”, expresó la profesora Angélica Espinosa Meneses, del plantel Azcapotzalco.
“Representa una gran responsabilidad tanto con los alumnos como para los compañeros profesores, para que sepan que se es digno de ocupar un sitio como éste”, agregó la profesora, quien tiene 23 años de servicio en el Colegio de Ciencias y Humanidades.
En entrevista, la docente de la asignatura de Biología comentó que este reconocimiento es un estímulo para superarse y construir una amplia trayectoria profesional y de servicio, es decir, “no conformarme con lo que hasta el momento he logrado, pues mi intención es seguir fortaleciendo mi docencia”.
Asimismo, comentó que le incentiva a preparar clases y actividades experimentales de calidad “como si todos los días fueran el primer día de clases, tal y como me ocurrió hace 36 años, que comencé a impartir cátedra en escuelas privadas y posteriormente en el Colegio”.
Sobre lo que representa la figura de Sor Juana Inés de la Cruz, dijo que para ella significa la lucha de la mujer y las mujeres por ocupar un espacio en un mundo de hombres.
“En mi caso, y en mi generación, en la licenciatura de Biología fuimos pocas compañeras las que cursamos la carrera, menos las que terminamos una maestría y muy poquitas las que logramos tener un trabajo en la rama profesional que nos diera para vivir dignamente”, explicó la profesora, quien también recibió la Medalla Alfonso Caso por ser la primera en concluir satisfactoriamente la Maestría en Docencia Para la Educación Media Superior (Madems).
También mencionó que en su hogar fue la primera mujer en estudiar una carrera universitaria, aspecto que se convirtió en un sentimiento muy satisfactorio a nivel familia y personal: “ese sentir es el que quiero transmitir y comunicar, en especial a las alumnas, porque, como he insistido, vivimos y nos desarrollamos en un mundo de hombres”.
las Cecehacheras deben abrirse paso
En el caso de las alumnas, “me gustaría recomendarles que continúen sus estudios de bachillerato y los terminen, para prepararse en la licenciatura y los estudios superiores si lo desean; también, que defiendan sus derechos, sin ejercer violencia, tal como lo hizo Sor Juana con intelecto y decisión, para abrirse paso y ser triunfadoras en el camino que elijan”.
La profesora habló sobre su trabajo en el Colegio, labor que consideró transcendente por la alta responsabilidad que significa, “ya que el hecho de que muchos estudiantes pasen por mi aula de clases me da la posibilidad de realizar pequeñas o grandes aportaciones para su formación integral, lo considero un compromiso profesional con la UNAM y el CCH”.
“Las y los alumnos se forman en muchos aspectos de las materias que cursan y en el desarrollo de habilidades y actitudes, porque el bachillerato es central para sus vidas profesionales y personales”, explicó la académica.
“En síntesis, ser profesor es muy demandante y altamente satisfactorio porque te das cuenta cómo va madurando el aprendizaje de los jóvenes a lo largo de los semestres y, en el caso de la biología, para comprender el mundo natural”, finalizó la maestra.
El reconocimiento representa una gran responsabilidad tanto con los alumnos como para los compañeros profesores”.
Me incentiva para seguir preparando clases y actividades experimentales de calidad para atender a las y los alumnos”.