México multicultural

Mujeres indígenas y afrodescendientes

Analizan papel de la mujer indígena en diversos ámbitos

Mujeres indígenas y afrodescendientes
Analizan papel de la mujer indígena en diversos ámbitos

En México es necesario un verdadero cambio de pensamiento, aceptar que es una nación con diferentes pueblos y todos con un desarrollo muy desigual, de ahí que la lucha de los pueblos originarios siga siendo que se les reconozca como sujetos colectivos de derechos, aseguró la escritora y abogada Susana Bautista Cruz, al participar en el ciclo de conferencias Mujeres Indígenas y Afrodescendientes en las Ciencias, el Arte, la Política y la Tecnología, organizado por el PUIC.

Hace falta una educación que toque la esencia de la multiculturalidad y de lo plurilingüe, pues sus universidades siguen carenciendo de un enfoque intercultural, agregó la escritora y promotora de poesía indígena, cuya ponencia se presentó en el marco de las actividades de la UNAM por el 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

En la charla, moderada por María Teresa Romero Tovar, la escritora mazahua, quien egresó del plantel Azcapotzalco del CCH, habló de la mujer indígena en el Derecho y en ese sentido recordó que los Acuerdos de San Andrés Larraínzar fueron de los primeros momentos en que se hicieron visibles a las mujeres indígenas, con la Ley revolucionaria que las incluyó en el movimiento zapatista.

“No quiere decir que antes no tuvieran presencia, ya se habían organizado para el ejercicio de los derechos agrarios y después en las pastorales de los años 80”, aclaró la también docente de la asignatura Mujeres Indígenas, de México Nación Multicultural del PUIC.

Buscaban una mayor participación en la lucha por la tierra y fue después de 1994, con la Ley revolucionaria, que lograron poner en la agenda demandas como la de relaciones más democráticas en la familia y la sociedad; así como una vida libre de violencia sexual, a decidir con quién casarse, cuántos hijos tener, etcétera.

También se refirió al artículo 2 constitucional, cuya reforma entró en vigor en 2001, sobre el reconocimiento de la nación mexicana pluricultural y del derecho a la libre determinación y autonomía de los pueblos indígenas.

Sobre su experiencia como mujer indígena, recordó que llegó a la Facultad de Derecho en una época “muy priista, donde ser mujer, ser indígena y vestir de pantalón de mezclilla y tenis no era bien visto”, eso la llevó a buscar su sitio en la vecina Facultad de Filosofía, donde también estudió Letras Modernas. En esa época no tenía la conciencia que tiene ahora de su identidad indígena, en la que empezó a trabajar cuando conoció a profesores como José Emilio Rolando Ordóñez y José del Val; después conoció a Rigoberta Menchú y vino el levantamiento zapatista,  fue allí donde se cuestionó su origen indígena. Hoy, nombres como el de a propia Menchú, la comandanta Ramona, Irma Pineda y Martha Sánchez Néstor, quienes han impulsado la lucha de las mujeres indígenas y afrodescendientes, han dejado una profunda huella en la escritora originaria de la comunidad mazahua de Rioyos Buenavista, en el municipio San Felipe del Progreso, Estado de México.

El ciclo presentó a otras mujeres destacadas como a la doctora Mirna Cunningham, vicepresidenta del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe, quien desde Nicaragua aseguró que con los años les quedó claro que para construir la autonomía es fundamental avanzar en los procesos educativos y el diálogo intercientífico. Eso las ha llevado a construir modelos de salud autónomos interculturales basados en principios como la reciprocidad, atención diferenciada y acceso equitativo a los recursos.

La escritora Irma Pineda Santiago, del istmo de Oaxaca, vicepresidenta para las Cuestiones Indígenas de la ONU, habló sobre lenguas y saberes comunitarios y en ese marco pugnó por superar el discurso de que se necesita descolonizar, pues lo que se requiere, que se requiere, sostuvo, es avanzar y trabajar en los nuevos procesos para el desarrollo de los pueblos para mejorar las comunidades y alcanzar el buen vivir. Que los pueblos y los estudiosos propongan formas de desarrollar mejores procesos para las comunidades indígenas.

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