Memorias para un yo colectivo

Letras para una catarsis

Libro anima a los jóvenes a probar sus habilidades en la literatura

Letras para una catarsis
Libro anima a los jóvenes a probar sus habilidades en la literatura

La coordinación editorial del Colegio de Ciencias y Humanidades también ha puesto al centro al estudiantado. Un ejemplo de ello es la reciente publicación del libro Memorias Cecehacheras entre el 19 y el 20, cuyo editor fue el profesor Leonel Robles, quien fuera guía de muchas de las alumnas y alumnos incluidos en este volumen, ya sea con cuentos o con poemas.

Con más de 80 textos, Memorias Cecehacheras entre el 19 y el 20 recopila la producción literaria de los alumnos del Colegio durante un periodo que se definió por la libertad y la posterior pérdida de ésta.

En esta vitrina de sentimientos y confesiones creativas, los estudiantes hicieron catarsis sobre lo que les generó la pandemia, pero también su parecer en torno al amor y desamor, las relaciones afectivas dislocadas, la ilusión que les causó ingresar a su plantel preferido del CCH, su viaje quimérico hacia la noche o la denuncia por la violencia de género en el país.

Alumnos de los cinco planteles del Colegio se congregaron en lo que parece ser una voz coral, un yo colectivo que se definió por la disciplina literaria. Cada uno de los autores esgrime con pluma más confesional que acendrada su devenir a la adolescencia, inmersos en un mundo virtual de pandemia. Significativa es la voz de Araceli Amador en su poema “Amor en amarillo”:

 

Me arrepiento de mi aislada presencia,

de la gota en la nieve

que en el vértice rompe su forma.

Porque soy un fragmento

de algo que nunca volverá.

 

[…]

 

Intento romper el cubrebocas

con palabras, lanzarlo al mar.

Lucho porque las moscas

salgan de mi lengua

y la vida resucite.

 

Estos viajeros inmóviles fueron hacia la boca de su noche. No es fortuito que los textos reunidos aquí tengan una losa de amargura y pesadumbre, donde se irriga una sangre negra por cada vena de este cuerpo literario, como ocurre con la pluma de Daniela Barrios, en su poema “El país sin memoria”:

 

Las calles continúan manchadas de sangre. Lo único que observamos son las lágrimas de una madre.

—¡Han matado a mi hija! exclama, cortando ella misma su garganta con el filo mortal de esas palabras, que permanecerán intactas en su memoria. Pero, transcurrido el tiempo, México las olvidará.

 

Sangrarán las heridas al recordar que este país sin memoria va a olvidar.

Resulta muy afortunada la idea de consolidar los esfuerzos que se llevan a cabo en talleres literarios del CCH en libros. Esta reunión de poemas y cuentos viene muy bien a la salud del aparato editorial del Colegio, pues anima a los jóvenes a poner a prueba sus habilidades, pues ahí, en el fondo, existe la posibilidad de ver su nombre en la lista de autores que tejen una obra.

Para el Colegio de Ciencias y Humanidades es un placer ver la calidad de lo producido por los estudiantes de su sistema de bachillerato, donde las artes son el engranaje esencial para la buena marcha del Modelo Educativo.  

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