Novela Mugre rosa

Novela Mugre rosa

Fernanda Trías escribe una novela sobre la pandemia

Novela Mugre rosa
Fernanda Trías escribe una novela sobre la pandemia

Llevo años diciendo que la literatura de Fernanda Trías (Montevideo, 1976) es una de las más destacadas, inhóspitas y asfixiantes en lengua española. La azotea, su primera novela, entró al universo editorial con buena aceptación, por sus atmósferas acotadas y depresivas, por el encierro al que somete a los tres personajes que habitan esa obra.

Posteriormente a La azotea, apareció Cuaderno para un solo ojo, otra novela; El regreso, un libro de relatos; La ciudad invencible, tercera novela, y después aparece No soñarás flores, un libro de cuentos muy calibrados, donde la uruguaya vuelve a sus obsesiones con los espacios cerrados y los conflictos psicológicos y existenciales, volumen con el que fue nominada al Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez.

En 2020, Trías publica la que sería su última novela, hasta ahora: Mugre rosa (Random House). Con ésta, la escritora obtuvo el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, en su edición 2021. 

La lectura de Mugre rosa no es, ni sería la misma, si el mundo entero no hubiera atravesado dos años de pandemia por Covid-19 y asilamiento, esto hace de la obra una historia universal, que todo el mundo, literalmente, entendería.

La anécdota es harto conocida: una rara enfermedad, en el caso de la novela representada por una nube rosácea que enferma y mata a las personas con el sólo hecho de entrar en contacto con ella. Ese es el telón de fondo de las páginas de este libro: el asilamiento, que se convierte en el trajín diario; la confrontación con el cuerpo mismo, la afrenta; la honda cavilación de nuestra existencia es el monólogo continuo de los personajes.

La protagonista (una mujer, acaso la misma Trías), Mauro, un niño que padece una enfermedad que lo mantiene hambriento siempre; Maxi, la pareja de la protagonista, y la madre de ésta son la geometría por la que cruzan los entretejidos de la narración.

 Si La azotea era una novela sobre el padre, Mugre rosa, por otro lado, es una novela sobre la maternidad, sobre la imposibilidad de vivirla y el nulo deseo de llegar a tener hijos. Esto último es una de las capas que conforman la obra capital de Fernanda Trías. 

Por otro lado, telones abiertos, también se cuenta una historia de terror, de ecoterror, donde la intemperie se convierte en el enemigo natural del ser humano, pues el sólo hecho de respirar puede matar, aniquilar de la manera más dolorosa posible.

Al inicio dije que Fernanda Trías me parece unas de las escritoras más audaces e inteligentes de esta generación, y lo digo con el sustento de una novela como Mugre rosa, que pasa de ser no sólo una historia interesante, sino que es un artefacto lingüístico y literario ciento por ciento, es decir, la edificación de esta novela no sólo cuenta una trama, sino que la narrativa se sostiene con un enorme aliento poético, con las cuerdas (casi) siempre tensas justo en medio de la relación de los personajes, la enemistad entre los seres que se quieren.

El lenguaje que utiliza Trías, lo repito, suele llegar al poético, pero aquella poesía escrita por autores como el peruano Jorge Eduardo Eielson y el boliviano Jaime Sáenz, incluso de este último toma un verso como epígrafe.

Mugre rosa es, a su manera, un círculo, un eterno retorno. A lo largo de la novela se repite, como un anclaje, la frase: “Esto ocurrió antes de que…”. En una respuesta que me dio la autora hace unos años, reconoció que se trata de una manera de medir el tiempo en una catástrofe, por ejemplo, ahora, “antes o después de la pandemia”.

“Todo mundo dice prepandemia o postpandemia, son cosas que marcan el tiempo y son las referencias de quienes hemos vivido durante esta época. En la novela, aunque aún no conocía la pandemia en ese momento, pensé que todo debía medirse en torno a las señales de una catástrofe que todavía no se terminaba de entender, pero ya se veía: esas comienzan a ser las referencias. Ya no importa si es verano o invierno, pues la nube ha provocado que siempre haga el mismo clima, tapa el sol; hace frío a diario y hay viento. Entonces, ¿cómo logras demostrar en la novela el paso del tiempo si no hay estaciones, si no importa si es martes o viernes, si siempre es lo mismo, si todo gira sobre lo mismo? Antes de los peces o después de los peces, fue antes de los pájaros o después de ellos, fue antes de la evacuación o después; todo esto va siendo punto de referencia para los personajes”, me confió Fernanda Trías con respecto a su estupenda novela, con la que se posiciona como una de las voces a seguir en el mundo literario.

Compartir: