Planteles Oriente y Sur ¡Felices 50!

Planteles Oriente y Sur ¡Felices 50!

Expandieron el panorama de la Educación Media Superior

Planteles Oriente y Sur ¡Felices 50!
Expandieron el panorama de la Educación Media Superior

Los planteles Oriente y Sur del Colegio de Ciencias y Humanidades están de manteles largos, al cumplirse este 3 de abril 50 años de que abrieron sus puertas a miles de jóvenes que, desde entonces, han pasado por sus aulas, como parte de la gran comunidad de este innovador sistema de bachillerato universitario, un orgullo de la máxima casa de estudios del país.

El proyecto del CCH, bajo el auspicio del entonces rector Pablo González Casanova, había sido aprobado el 26 de enero de 1971, para, entre otras cosas, atender la creciente demanda de ingreso a la enseñanza de Nivel Medio Superior en la zona metropolitana e impulsar la transformación académica de la propia Universidad, con una nueva perspectiva curricular y nuevos métodos de enseñanza, a partir de un Modelo Educativo concebido como motor de innovación permanente.

Unas semanas después, el 12 de abril del mismo año, iniciaron clases los planteles Azcapotzalco, Naucalpan y Vallejo que, con unos 15 mil alumnos y una planta de 523 profesores y 136 trabajadores, comenzaron una aventura que se contrapuso al sistema positivista existente, con un modelo abierto al aprendizaje y a la investigación, para que teoría y práctica tuvieran una real comunión para la sociedad mexicana.

Poco tiempo después de que se cumpliera un año de dicho evento, se inaugurarían los planteles Oriente y Sur, con 10 mil 172 alumnos, 226 profesores y 136 trabajadores administrativos, según los datos publicados por la propia Universidad. Así, se concretaron los cinco planteles con que actualmente conforman el Colegio, aunque originalmente se planearon 10.

De acuerdo con crónicas de la época, para 1972, cada sede tenía, en promedio, cuatro edificios de aulas, equipados con 48 sillas tubulares y 24 mesas binarias que podían acomodarse según las estrategias didácticas de los docentes; había dos pizarrones, uno en cada extremo del salón. Además, contaban con tres laboratorios para 50 estudiantes, dos talleres, una unidad administrativa y una biblioteca para 100 usuarios.

Los maestros habían tomado una capacitación inicial en 1971 para arrancar con los primeros tres planteles, un año después, ellos mismos capacitaban a sus pares, a partir de un manual que detallaba de forma puntual qué era el CCH, las principales técnicas de estudio y enseñanza del momento; así como antologías por materia para apoyar los aprendizajes de cada asignatura.

Nace Oriente

Ubicado en la delegación Iztapalapa, sobre una superficie de casi 145 mil metros cuadrados, el plantel Oriente inició actividades con 4 edificios, 118 profesores y un cuerpo administrativo de 80 trabajadores, para atender una población de poco más de cinco mil estudiantes, hijos de la clase trabajadora, obreros, campesinos y empleados, divididos en cuatro turnos, en la mañana los más jóvenes, por la tarde los trabajadores.

Los maestros, como en todos los planteles de esta naciente escuela, eran recién egresados o estaban en su último año de estudios; inquietos, con ecos del movimiento estudiantil de 1968, lo que les infundía un ánimo transformador que inyectaron a sus pupilos en las aulas. Una efervescencia que explica por qué es el plantel que más directores ha tenido, con 19, siete de ellos en los primeros dos años. Del total, 18 han sido hombres y una mujer, su actual directora: María Patricia García Pavón.

De aquellos años a la fecha, el plantel ha avanzado, de los poco más de cinco mil alumnos iniciales, hoy tiene 11 mil 519 alumnos (2017-2022), cuyo porcentaje de egreso ha ido al alza, al pasar de 30 por ciento, en las primeras décadas, al 75.19 por ciento, alcanzado por la generación 2019.

En conjunto, el Colegio ha vivido cuatro momentos importantes: la creación de su Consejo Técnico en 1992; la actualización de su Plan de Estudios en 1996; la obtención del rango de Escuela Nacional en 1997, y la instalación de la Dirección General, en 1998.

En Oriente, entre los momentos más emblemáticos de su desarrollo, destaca, en 1991, el surgimiento de Oriente Informa, que cumple ya 31 años y tiene siete épocas. Mientras que en el 2000, en el marco del auge tecnológico que vivía el país, se abrió la página de internet del plantel, en la que se proponía material bibliográfico, que más tarde se sumó a REDUNAM, lo que permitió consultar en internet trámites, información y convocatorias de todo el plantel.

En esos años, Oriente llegó a 34 edificios con aulas, sanitarios, oficinas administrativas y 25 laboratorios para el Área de Ciencias Experimentales, entre ellos los Laboratorios Asistidos por Computadora (LAC), para la materia de Física, que en el 2000 fueron acondicionados con tecnología láser y sensores. También modernizó la Biblioteca “Guillermo Haro”, donde se empezaron a incluir discos compactos de música clásica y diversos temas de ciencias naturales, sociales, exactas y literatura.

 El mismo año entró en marcha el programa SILADIN 2000, que invitó a los alumnos a adentrarse en el mundo de las ciencias experimentales y la investigación, a partir de programas institucionales hasta hoy vigentes, convirtiéndose en semillero de vocaciones científicas.

También se instaló el Plan de Seguridad para el plantel Oriente, que incentivó una estrategia de autoprotección comunitaria, aprendizaje y capacitación; se implementaron los cursos de nivelación que reforzaron el nivel académico; se fomentó el egreso en los tres años que marca el programa de estudios y se instauró el Programa de Fortalecimiento y Renovación de la Docencia (PROFORED), que impulsa la docencia de alta calidad en todo el Colegio.

El 25 de enero 2001 se inauguró el laboratorio de cómputo para las entonces Opciones Técnicas con computadores AMD-K6-II-Pentium III, con impresoras láser y la Biblioteca “Guillermo Haro” estrena catálogo electrónico.

El 26 de septiembre de 2005 abrió el Centro de Cómputo, conocido como Sala Telmex, con 240 equipos conectadas a internet. Dos años después, ya contaba con mil, la mayoría con acceso a la web y se comenzó a preparar al profesorado en el uso de las TIC.

La vida académica se enriqueció de forma notable, con una amplia oferta de actividades como la Muestra del Área de Talleres, el Día Internacional de las Aves, El juguete mexicano en la Física, Estancias LAC, Feria de la Salud, Semana de la Ciencia, Día de las Opciones Técnicas, Premios Nobel de Física, Muestra de Comunicación, Programa Universitario México Nación Multicultural y la Exposición del taller de Expresión Gráfica, entre una larga lista de acciones formativas y educativas.

La institución se consolidó como un centro educativo de vanguardia y acrecentó su prestigio, casi al finalizar este periodo, en 2009, las actividades se suspendieron por la pandemia de la influenza H1N1, lo que resultó un irónico presagio de lo que sucedería una década después, pero a una escala mucho mayor, cuando hubo que cerrar los planteles por la pandemia por Covid-19, sin que ello frenara la preparación de los estudiantes, quienes continuaron siendo apoyados a distancia.

 

Hijos del Sur

Ubicado junto a la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel se encuentra el plantel Sur, que arrancó actividades con cinco mil 600 alumnos. Su primera titular fue una mujer, Aída Flores de Gómez Pezuela; a lo largo de su historia el plantel ha tenido 11 directores.

Asentado sobre una extensión territorial de 11.2 hectáreas, actualmente cuenta con 36 edificios, atiende a casi 13 mil estudiantes, tiene poco más de 700 docentes y aproximadamente 400 trabajadores administrativos. Había cuatro turnos que permitían a los alumnos dedicarse a leer, preparar tareas o practicar alguna actividad deportiva. Hoy sólo son dos.

El profesor Arturo Ramírez recordó que en esos tiempos la juventud del personal académico, aunada a la de la institución, creó un conjunto de elementos, que favorecieron fases progresivas de crecimiento en el Colegio.

La primera generación de cinco mil 600 alumnos recorrió asombrada, curiosa e inquieta, su nueva escuela, que albergaba 24 aulas, ocho laboratorios, dos salas de profesores, 11 cubículos, área de servicios médicos e intendencia, una unidad administrativa, dos secciones de sanitarios, la biblioteca y un local concesionado para expendio de alimentos.

Sólo existían unos cuantos edificios y no estaban bardeados, por lo que mucha gente organizaba ahí sus días de campo, cuando se inició la construcción de las bardas hubo reclamos, pero se coincidió en que eran necesarias, pues se perdían muchas cosas pese a la vigilancia.

Jaime Flores, alumno de esa generación, comentó: “entrabas a la escuela, pasabas enfrente de la dirección, ahí estaban los salones de primero ingreso, al paso de los años se construyeron los salones de tercero y cuarto semestres y hasta atrás, estaban los de quinto y sexto, después, tanto alumnos como profesores nos traían de un lugar para otro”.

Por su parte, Emilio Flores, exalumno del primer turno de esa generación, recordó que se sentía diferente, muy extraño, porque “en la secundaria estabas obligado a tomar clases, a que el profesor diera el tema y pensabas que todo era verdad, en el CCH cambió la enseñanza porque el maestro daba la introducción y uno desarrollaba el tema. Era un nuevo sistema, en una edad en la que todos queríamos saber, aunque no supiéramos qué íbamos a estudiar, éramos el laboratorio de algo”.

La experiencia de ser alumno del plantel Sur fue determinante en la vida de algunos, tal es el caso de los exalumnos Rosalía Gámez Díaz, Dulce María Santillán y Mauricio Ruiz Muñoz, quienes años después regresaron a la institución como profesores.

Al igual que otros planteles, había efervescencia política que derivó en algunas movilizaciones, como la de 1973, recordó Emilio Flores, cuando se les quiso retirar el pase reglamentado y se realizó una megamarcha en la que se juntaron los cinco planteles para impedirlo: “de alguna manera queríamos probar qué era eso, ya que no habíamos participado en las marchas del 68 ni en las del 71. Era una manera de vivirlo, queríamos probar algo de la vida, ver qué se sentía”, dijo.

La identidad del plantel quedó sellada en septiembre de 1975 cuando se desarrolló un concurso de diseño que invitó a los alumnos a crear su propio logotipo, dos semanas después se presentaron los emblemas participantes, el ganador representa al plantel Sur como una institución nueva e innovadora dentro de la Educación Media Superior del país.

Su primer órgano informativo fue Informa, nació en 1976 y en 2001 cambió su nombre a Pasos del Sur, que empezó a imprimirse en color a 2007.

Al igual que ha ocurrido en otros planteles, sus cifras de egreso han ido en ascenso, alcanzando en 2018 la más alta con 77 por ciento. Ese año también tuvo en sus filas a un estudiante con puntaje perfecto: Luis Alberto Cabrera Díaz, con 128 aciertos. 

 

Ambos planteles, Oriente y Sur, han evolucionado en su infraestructura y equipamiento, permitiendo la atención, en conjunto, de casi 25 mil alumnos de manera simultánea.

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