Medallas Gabino Barreda

Una distinción a su excelencia

Los llaman a no olvidar al CCH y seguir ligados a su comunidad

Una distinción a su excelencia
Los llaman a no olvidar al CCH y seguir ligados a su comunidad

Alejandro Arturo de la Cruz Trejo y Fernanda Aguilar Ocaña (ambos de la generación 2018) y Karen Escutia Solís (generación 2017) fueron condecorados con la Medalla Gabino Barreda por su brillante desempeño en los estudios de bachillerato y haber obtenido el promedio más alto de sus respectivas generaciones, en el plantel Naucalpan del CCH.

El director general del plantel, Keshava Quintanar Cano, recibió a los excecehacheros condecorados con la Medalla Gabino Barreda en las instalaciones de Naucalpan, donde los felicitó por el esfuerzo dedicado a sus estudios de bachillerato, mismo que enaltece el trabajo académico de esta comunidad universitaria.

En la reunión, a la que asistieron la secretaria General, Berenice Ruiz Melgarejo; la Administrativa, Teresa Sánchez Serrano, y el secretario Académico, Damián Feltrín Rodríguez, Quintanar invitó a los ahora estudiantes de Medicina y Física Biomédica a no olvidarse del CCH y de su plantel, y deseó que sigan participando en eventos y actividades en los que compartan sus nuevos conocimientos con el alumnado.

 

Los hijos pródigos

En su oportunidad, Fernanda Aguilar Ocaña, con promedio de 10 para sus tres años de bachillerato, consideró que esta medalla es un logro en el que participaron sus compañeros, maestros y sus padres pues, sin su apoyo, esto no hubiera sido posible. “Agradezco a la UNAM por esta gran distinción, me siento muy especial en este momento. Es un logro del plantel, de su planta docente, de sus instalaciones y todo lo que se me facilitó”.

Algunos, dijo, lo verán sólo como un objeto más, pero detrás está el esfuerzo. “La UNAM nos exhorta día con día a mejorar y está en nosotros esforzarnos, tenemos todo al alcance para lograr lo que nos propongamos. Ahora estudio para médico cirujano en la FES Iztacala”, dijo.

Para Karen Escutia Solís, hoy estudiante de la licenciatura de Física Biomédica, es un reconocimiento a su esfuerzo y al de sus padres para que pudiera tener una educación tanto en preparatoria como en Universidad. “Me siento muy honrada de recibirlo, por la generación que soy, ya no lo esperaba, pues ya estoy a la mitad de mi carrera. A mis compañeros les diría que aprovechen para continuar estudiando y la UNAM nos apoya en ello, que nos dediquemos a todo aquello que nos gusta y que seamos los mejores”, señaló la exalumna, quien egresó con promedio de 9.97.

Finalmente, Alejandro Arturo de la Cruz Trejo, con promedio de 10, se refirió al reconocimiento que, para él, recompensa el esfuerzo que dedicó en los tres años y  su obsesión de tener sólo 10. “Valió la pena, aunque ahora ya no llevo esas calificaciones en la Universidad. Ahora estudio Medicina en CU, es otra etapa, llevo 9.2 de promedio. En la pandemia empecé a hacer ejercicio en las mañanas, a escuchar música nueva, continué cultivando mis orquídeas y mis cosas raras que antes hacía en el Siladin y otros proyectos que se metieron a la Feria de las Ciencias; también me metí a la Sociedad Americana de Orquideología, y conservo especial afecto por la Biología”, destacó el excecehachero.

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