“A mí me van a dar un ramo de
flores, que no me cabe por el
culo ni el bigote de una gamba”
Luis Aragonés
Seguramente te quedaste perplejo con la cita de arriba. Seguramente no sabes quién es Luis Aragonés. Quizás no encuentras relación entre el título de este texto y la cita, entre el título del texto y tu vida.
Creo que tiene mucha y es mi propósito demostrártela. Luis Aragonés fue el entrenador de la selección española varonil de futbol que ganó la Eurocopa de 2008. Se ofendió y dijo la frase citada arriba, cuando la Organización del Mundial de Alemania de 2006 lo recibió en el Aeropuerto de Dortmund con un ramo de rosas amarillas.
Como imaginarás, la prensa de aquel entonces comentó mucho ese desafortunado gesto del “Míster”.
Yo quisiera centrarme sólo en un aspecto de esa polémica: la relación entre el culo y las rosas. Una de las características de la personalidad de Luis Aragonés con la que la prensa deportiva (¿prensa?) lo ha ensalzado durante mucho tiempo es su machismo.
Obviamente no utilizan esa palabra para describirlo, utilizan otras como: fuerte, líder, obstinado, seguro, paternal, exitoso, etcétera. Y el problema para Luis Aragonés es que con esas palabras no describimos a las rosas, sino con palabras como: frágiles, suaves, femeninas, entre otras.
¿Debe un hombre como Luis Aragonés, el entrenador de una selección varonil de fútbol, recibir algo que lo niega? Pues no. Debe, le pareció a él, apurarse a despreciarlo para así reafirmarse y reivindicarse. Pero ¿y el culo?, ¿de dónde le vino al vitoreado entrenador la curiosa ocurrencia de hablar del culo cuando se le ofrecen rosas?
Como sugería líneas arriba, Luis Aragonés –como muchas personas– asocia las rosas con lo femenino y el culo con la homosexualidad. Y los hombres como él sienten que deben alejarse siempre de esas posibilidades porque si no se desdibujan, se pierden, dejan de ser quienes creen ser. Eso creen... ¿No te parece extraño?
En otras palabras, podríamos decir que ante el ofrecimiento de los sentimientos de amistad y de bienvenida que expresaban esas rosas amarillas brindadas por otro hombre, cabe decir, Luis Aragonés cerró el culo de nuevo, como probablemente lo había cerrado siempre.
El culo aquí, para darnos a entender, es una metáfora de la apertura del cuerpo de los hombres. Un orificio, un hoyo con el que muchos hombres no sabemos lidiar.
Los hombres como Luis Aragonés, y como muchos de nosotros, sienten que deben cerrarse ante las emociones porque abrirse a ellas los coloca en un lugar nuevo e incierto. Qué tristeza. ¡Y qué falta de imaginación también! ¿A poco un hombre heterosexual no puede dar o recibir flores?
Darle flores a un hombre heterosexual siendo hombre y recibir flores de un hombre siendo hombre heterosexual es bonito. Más aún, ¿a poco un hombre heterosexual no puede tener relaciones homosexuales? ¡Claro que sí! La cuestión es que muchos hombres tenemos el problema de creer que la hombría o la virilidad consiste en no ser penetrado por nada.
Por cierto, las categorías penetrable-impenetrable también deben entenderse como metáforas.
Me explico y finalizo. Cuando te digo que un hombre como Luis Aragonés tiene una masculinidad impenetrable, lo que te quiero decir es que Luis es un tipo de hombre heterosexual infeliz que creía que si se permite sentir o ser atravesado por los sentimientos de las y los demás sería invariablemente sometido y dominado.
Lo que a mí me da mucho gusto es que nosotros y nosotras podamos imaginar lo desgraciado que habrá sido Luis y lo dichosos y dichosas que podríamos ser.