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diálogo y negociación

Necesario identificar y nombrar las emociones

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Necesario identificar y nombrar las emociones

El manejo de las emociones, las corporalidades y la comunicación no verbal han sido muchas veces descartadas de los estudios sobre la violencia.

Las emociones no sólo están en el interior de cada persona, sino que se encarnan en el cuerpo, y ambos son mecanismos que construyen el entorno cultural en el que nos relacionamos y da pautas al otro de cómo tratarnos y qué esperan de nosotros.

Lo anterior, lo señaló la académica del plantel Sur, Alejandra Patricia Gómez Cabrera, al dictar la conferencia “Acoso escolar: manejo de emociones en la solución de conflictos en la escuela”, como parte de las actividades que dieron inicio al segundo Seminario sobre las prácticas de género en el CCH, organizado por la Secretaría Estudiantil.

Al respecto, Mayra Monsalvo Carmona, titular de dicha secretaría, afirmó que el tema es importante para el Colegio, ya que en sus aulas se forman jóvenes, y es necesario fomentar una cultura de equidad de género entre ellos y eliminar prácticas de discriminación, por lo que es importante sensibilizar a los integrantes de la comunidad en estos aspectos.

Los números

De acuerdo con datos de la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (Ecopred), refirió la académica del plantel Sur, 42.6 por ciento de los casos en los cuales jóvenes de 12 a 29 años fueron víctimas de delitos o de maltrato, hubo compañeros de escuela involucrados como agresores.

De los lugares donde ocurre más violencia, el 74.3 por ciento se da en la escuela, y los tipos de agresión que se ejercen son sexual, emocional y física, siendo la primera la más alta con 38.3 por ciento de incidencia.

Crear convivencia

El conflicto es algo fundamental de la vida, su presencia significa cambios, pero culturalmente no se enseña a enfrentarlo, analizarlo, a encararlo, comentó la ponente.

Y surge cuando no se logran satisfacer intereses o necesidades, creándose la figura del enemigo común, es decir, a quién culpar por esta situación; ambas partes en el conflicto tienen objetivos incompatibles y mutuamente excluyentes; se presenta entonces la energía emocional en contraposición, como la frustración, los celos, la culpa y otros que conducen a la agresión, explicó.

“Culturalmente se nos ha enseñado a resolver los conflictos a partir de la violencia, al parecer es de manera más rápida, y hay un ganador, pero genera otras metaviolencias”. 

La académica precisó que, a partir de la tesis de Johan Galtung, fundador del International Peace Research Institute, es posible resolverlo a través de la paz, donde se crea convivencia, “es la verdadera forma, ya que ambas partes satisfacen necesidades sin eliminar al otro”. 

Se trata, afirmó, de suavizar los comportamientos a través del diálogo y la negociación. Evitar quedar por encima del otro, es decir Noviolencia, como una sola palabra; compartir el sentir y entender al otro, empatía. Suavizar nuestras actitudes e ir más allá de lo que nos pone en conflicto y superar las contradicciones con lo que nos es compatible.

Acoso escolar

A partir de los resultados de encuestas e investigaciones que ha realizado en el plantel Sur con sus alumnos, la maestra detectó el acoso escolar que viven los jóvenes y algunas de las emociones que caracterizan a los agresores y víctimas.

Sobre algunos de los motivos de los agresores, de acuerdo con las respuestas de los jóvenes, el 42 por ciento considera que es porque hay jóvenes que se creen más que otros, el 19 por ciento estima que el agredido no pone límites, un 14 por ciento por falta de educación, el 11 por ciento por intolerancia, un nueve por ciento por competencia, un 4 por ciento por diversión, y un 1 por ciento por la búsqueda de aceptación.

Lo anterior se explica por la asimetría emocional, señaló, en la medida que la víctima va restando energía emocional, el agresor va sumando energía emocional, entre más triste esté la víctima, el agresor se sentirá con mayor alegría y el elemento central será el miedo, el catalizador de emociones.

De manera que al agresor lo caracteriza el poder, la fuerza y la alegría; en contraposición con los de la víctima: el miedo, tristeza, abandono, donde “podemos ver una asimetría en las emociones”.

La sesión concluyó con una ronda de preguntas y respuestas, al respecto la maestra Lilia Guzmán Marín, responsable del seminario, resumió que “las emociones construyen asimetrías sociales que repercuten en la sociedad en la convivencia cotidiana de profesores y estudiantes, es necesario profundizar en la dinámica social del miedo, la tristeza y el enojo, en el manejo de conflictos en el aula, conocer ejercicios para concientizar a los estudiantes, habilidades de autogestión emocional y la negociación frente a un conflicto”. 

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