En México, hay 74 millones de usuarios de internet y 17.7 millones, 23.8 por ciento, han sido víctimas de ciberacoso. Además, en 2019, 32.7 por ciento de las mujeres de entre 12 y 19 años y 36.4 por ciento de 20 a 29 años fueron víctimas de acoso; respecto a los hombres, fue de 28.1 por ciento y 27.2 por ciento en los mismos rangos de edad, según datos del INEGI, señaló la doctora Alejandra Patricia Gómez Cabrera.
Durante la conferencia “Ciberviolencias en el noviazgo. Una reflexión en torno a las interacciones entre jóvenes”, en la Sala Alfa, del plantel Sur, explicó que el ciberacoso es una forma de violencia que se ejercer a través de internet para vulnerar la integridad, la dignidad y la vida privada y pública de las personas, que se materializa en formas de violencia como el grooming, sexting, sextorsión y ghosting.
Las situaciones más frecuentes de ciberacoso en el caso de las mujeres son insinuaciones o propuestas sexuales, 40.3%; contacto con identidades falsas, 35.3%; mensajes ofensivos, 33.9%, y recepción de contenido sexual 32.8%.
Mientras que con los hombres son mensajes ofensivos, 33%; contacto con identidades falsas, 31.6%, y provocaciones para reaccionar de forma negativa, 24.1%. Los efectos que causan en ambos casos son enojo, desconfianza, inseguridad, miedo, frustración, estrés, entre otros.
En la conferencia, organizada por la Comisión Interna para la Igualdad de Género y las Personas Orientadoras Comunitarias del plantel Sur, se mencionó que en el 54% de los casos de ciberacoso no se ha podido identificar al agresor.
Las medidas de seguridad que han tomado las mujeres han sido bloquear 69.2%; ignorar 26.6%; informar a la familia y amistades 13.3%; cambiar número o contraseña 12.7%, y eliminar mensajes o publicaciones 12.4%; mientras que con los hombres fue 49.1%; 39.4%; 8%; 14.4%, y 12.4%, respectivamente.
Explicó que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la violencia se entiende como el uso intencional de la fuerza o el poder o amenaza, y que tenga probabilidades de causar lesiones, daño psicológico, trastornos del desarrollo o privaciones y hasta la muerte.
Gómez Cabrera aclaró que las medidas de prevención pueden frenar estas situaciones, por ejemplo, “utilizar contraseñar seguras y no compartirlas; evitar compartir imágenes íntimas con el rostro descubierto, tatuajes, lunares o cualquier otro elemento que evidencia la identidad; pedir ayuda siempre que sea necesario; guardar pruebas en caso de violencia (como mensajes, captura de pantalla, imágenes), por mencionar algunas”.