Como parte del ciclo de conferencias “Identidades Trans en México”, bajo la coordinación de los profesores Diana Cárdenas González y Óscar Alfredo Solórzano Mancera, se llevó a cabo la charla “La identidad muxe y el tercer género”, a cargo de Víctor Alexis Lima Vázquez, integrante de la comunidad muxe.
Ante los jóvenes, Lima Vázquez comentó que entre la población zapoteca existe una de las manifestaciones más antiguas de identidad de género: los muxes, personas que nacieron biológicamente como hombres, pero con el tiempo adoptaron roles femeninos, sin competir con otras mujeres.
“Muxe” proviene de una palabra despectiva en zapoteco derivada de mujer, sin embargo, estas personas se apoderaron de este nombre para darle un valor y origen al tercer género.
El integrante comentó que en Oaxaca, la sociedad indígena zapoteca reconoce la existencia de este tercer género, el cual posee una importante reproducción etno-simbólica.
Expresó que los muxes son reconocidos, amados y aceptados por sus familias, ya que los consideran una bendición, pues un muxe se encargará de las tareas del cuidado de los padres y del hogar.
“Desde temprana edad ellos se identifican con lo femenino, el gusto por usar huipil, el maquillaje, los zapatos. Los padres determinan que su hijo es muxe, tomando su papel en esta sociedad pasando a la feminidad, pero con la libertad de transitar entre lo femenino y lo masculino dependiendo la situación”.
Para Alexis Lima Vázquez, el hecho de ser muxe es un orgullo, el poder representar a esta cultura que siempre ha sido muy noble y ha existido desde hace generaciones pese a que fue ignorada por mucho tiempo, viviendo oculta en el Istmo.
“En la actualidad, muchos de los muxes que vivimos en la ciudad fuimos adoptados por la necesidad de una identidad de género (…) Si bien nos han etiquetado como regalos del cielo o algo divino para la familia, vivimos muchas situaciones de discriminación”, lamentó.
Indicó que los crímenes de odio de niños y adolescentes muxes son una realidad, ya que viven situaciones de violencia y falta de oportunidades, por lo que la mayoría se dedica al trabajo sexual.
“Dentro de nuestra comunidad muxe hacemos la comida, hacemos trabajos domésticos, somos los organizadores de las fiestas patronales de Juchitán, Tehuantepec, entre otras comunidades, y a pesar de todo ello seguimos siendo violentados”, denunció Lima Vázquez.
Destacó que los muxes son masculinos ante la falta de aceptación, además de que la discriminación a los indígenas presupone un doble riesgo, por lo que optan por vestir y actuar casi siempre como varones, para su seguridad.
“Nos quedamos con las tareas del hogar y el cuidado de nuestros familiares sabiendo que ahí seremos útiles y estaremos seguros”, concluyó.