libros

Avances tecnológicos en torno a la lectura

Expertas abordan la evolución del códice a la Tablet

Avances tecnológicos en torno a la lectura
Expertas abordan la evolución del códice a la Tablet

Los libros han superado la prueba del tiempo y han demostrado ser un corredor de fondo; sin embargo, la tecnología es avasallante, además de tener fuerza suficiente para destronar antiguas monarquías. Pero, independientemente de los avances tecnológicos en torno a la lectura, como el e-book y el Kindle, los libros de papel y tinta siguen como nuestros fieles aliados. Así lo comentaron las doctoras Laurette Godinaz y Miriam Peña durante su ponencia “Libros y lecturas en la diacronía de los códices a las tablets”, efectuada vía Zoom el 27 de abril.

En el inicio de los tiempos, el conocimiento se transmitía de modo oral. Las personas se sentaban alrededor del fuego y se contaban mitos. Sin embargo, ese conocimiento debía ser preservado.

En Mesopotamia se desarrolló la escritura cuneiforme y las tablillas de arcilla preservaban las cuentas del ganado e información cotidiana. “Al mismo tiempo, en Egipto, la escritura no sólo se utilizaba para hacer cuentas, también para dejar a la posteridad los mitos fundacionales”.

Pronto, la escritura evolucionó y se perfeccionó, al igual que las tablillas. “En Egipto, el junco se utilizó como materia prima para papiros. Estos rollos facilitaban la conservación y el almacenaje de textos. El primer libro de la historia nació cuando las palabras dejaron de ser aire y la médula de la planta acuática les dio cobijo. Entonces se comenzaron a crear bibliotecas, entre ellas la faustosa biblioteca de Alejandría, conformadas por miles de papiros”.

Esos papiros largos y pesados se convirtieron en hojas “y se fueron convirtiendo en lo que hoy conocemos como libro. Escritos, entintados, dibujados, cocidos y encuadernados a mano, los libros se transformaron en tesoros que sólo unos cuantos podían poseer”.

En el siglo XV, Gutenberg creó la imprenta, que facilitó que los libros se imprimieran de manera masiva. En el siglo XXI, “aquellos libros se trasladaron a un formato en el que se podían almacenarse por millones en un solo lugar”.

Laurette Godinaz y Miriam Peña coincidieron en que los libros digitales han facilitado la manera en que leemos, “pero no hay nada como abrir y oler las páginas recién salidas de la imprenta. No importa si leemos en formato digital o físico, todos los lectores llevamos dentro íntimas bibliotecas clandestinas de palabras que nos han dejado huella”.

Compartir: