La metamorfosis, de Franz Kafka

La metamorfosis, de Franz Kafka

La novela retrata aspectos del existencialismo y la psicología

La metamorfosis, de Franz Kafka
La novela retrata aspectos del existencialismo y la psicología

Con la encomienda de facilitar el encuentro con escritores de diversas épocas y géneros literarios, la colección Textos en Rotación del Colegio de Ciencias y Humanidades pone a disposición del alumnado La metamorfosis, novela corta del escritor alemán más influyente de la literatura universal: Franz Kafka.

La obra fue escrita en 1915 y se distingue por ser una metáfora sobre la situación que padece un hombre condenado a una existencia de contrariedades en torno  al trabajo, la familia y el valor de ser.

El personaje principal es Gregorio Samsa, un hombre de 23 años, comerciante de telas, quien debe realizar viajes constantes pues tiene la responsabilidad de mantener a su hermana y a sus padres.

En la trama interactúan siete personajes, entre ellos el protagonista, la hermana, los padres, tres huéspedes y una asistente, quienes mantendrán atento al lector sobre lo que sucede en la historia para reflexionar sobre la condición humana.

Cabe señalar que a partir de esta obra surgió el término kafkiano para describir situaciones insólitas, absurdas y angustiosas, como las que se encuentran en la generalidad de su vasta obra que abordó temas relacionados con el existencialismo, la psicología y la filosofía.

Asimismo, Kafka escribió novela corta, relatos, aforismos y cartas, sin embargo, sólo publicó una pequeña parte en vida. Su amigo Max Brod se encargó de que la mayoría de los escritos pudieran llegar a más lectores tras la muerte de Kafka en 1924, a pesar de que éste le pidió que los destruyera.

La metamorfosis está estructurada en tres capítulos que, por sus características y detalles, ofrecen al lector un panorama detallado de los sucesos que en ellos acontecen y de los cuales ofrecemos una muestra para animar al lector a descargar el libro en versión PDF en www.gaceta.cch.mx, sección Mis libros.

“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo.

“Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.

“‘¿Qué me ha ocurrido?’, pensó. No era un sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana, si bien algo pequeña, permanecía tranquila entre las cuatro paredes harto conocidas.

“Por encima de la mesa, sobre la que se encontraba extendido un muestrario de paños desempaquetados —Samsa era viajante de comercio—, estaba colgado aquel cuadro que hacía poco había recortado de una revista y había colocado en un bonito marco dorado.

“Representaba a una dama ataviada con un sombrero y una boa de piel, que estaba allí, sentada muy erguida y levantaba hacia el observador un pesado manguito de piel, en el cual había desaparecido su antebrazo”.

“La mirada de Gregorio se dirigió después hacia la ventana, y el tiempo lluvioso —se oían caer gotas de lluvia sobre la chapa del alféizar de la ventana— lo ponía muy melancólico.

“¿Qué pasaría —pensó— si durmiese un poco más y olvidara toda esta locura?’. Pero esto era algo absolutamente imposible, porque estaba acostumbrado a dormir del lado derecho, pero en su estado actual no podía ponerse de ese lado. Aunque se lanzase con mucha fuerza hacia el lado derecho, una y otra vez se volvía a balancear sobre la espalda.

“Lo intentó cien veces, cerraba los ojos para no tener que ver las patas que pataleaban, y sólo cejaba en su empeño cuando comenzaba a notar en el costado un dolor leve y sordo que antes nunca había sentido…”.

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