Tocó al plantel Naucalpan recibir la estafeta. La escultura, el ábaco, la lira y la rosa, llegó a este centro escolar el mes pasado para ser testigo de las actividades de los Embajadores de la salud emocional, las cuales, desde la visión conjunta de científicos, humanistas y artistas, buscan evidenciar la importancia de este aspecto en los jóvenes, y cómo éste contribuye al éxito escolar, pero sobre todo, a formar mejores seres humanos. Se trata de poner sobre la mesa diferentes visiones, de discutir, compartir, reflexionar, invertir en los jóvenes y crear redes de apoyo para impulsar su sano crecimiento, afirmó Ángel Mayrén Rodríguez, de la Coordinación de la Investigación Científica, de la UNAM. En ese mismo sentido se pronunció el director del plantel, Keshava Quintanar Cano, quien agradeció dichas actividades, las cuales, sin duda, beneficiarán a toda la comunidad.
Teatro, charlas, talleres Entre una clase y otra, los estudiantes se dieron tiempo para visitar algunos de los módulos instalados en la explanada del ajedrez; otros se quedaron para participar en los talleres sobre salud emocional, educación integral, sexualidad y adicciones. Quienes contaban con mayor tiempo libre fueron convocados en la zona deportiva del plantel, donde se presentó el conversatorio ¿Cómo ser hombre y no morir en el intento?, a cargo de los académicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Alberto Vázquez Flores, Angélica Vera Vázquez y Beatriz Adriana Sánchez Hernández. La charla provocó que varios estudiantes meditaran sobre las cifras mostradas por los expositores, ya que se evidenció la violencia ejercida sobre la población varonil, particularmente entre los adolescentes y jóvenes, por lo que se hizo un llamado a atender los factores emocionales que pueden causar ciertos problemas. Al mismo tiempo que llamaron a una formación en este aspecto, “recuperen su humanidad en su individualidad”. También se presentó la plática El cerebro de él y ella, por María del Carmen Castro González, de la Facultad de Psicología, quien explicó que la diferencia del cuerpo calloso en el cerebro de mujeres y hombres, el cual conecta ambos hemisferios, es determinante para ciertas características, como que los segundos sean visoespaciales, en tanto que a las primeras les cuesta mayor trabajo desarrollarlo. Las mujeres pueden estar despiertas más tiempo y su capacidad de atención se mantiene, pero los hombres pueden recuperarse aun cuando duerman muy poco, cosa que no sucede con ellas, agregó. Es importante, sostuvo, aceptar las diferencias sexuales, biológicas, neuronales, y otras, y con base en ello, ser empáticos en el nivel social, y nunca justificar un acto con un aspecto biológico, pero sí comprenderlo. No somos iguales, pero sí debe existir equidad de género, y esa es la que hay que construir poco a poco. La primera jornada incluyó también la obra de teatro La más fuerte; la presentación del grupo de danza ¡Viva Flamenco!, el conversatorio Salud desde adentro, a cargo de Luis Delgadillo Alcántara, María Fernanda Gayol Flores y Marcela Jazmín Delgado Figueroa; y también la asistencia del Quinteto Entretango. En la segunda se llevaron a cabo las pláticas: Un placer conocerme, por Dorina Celis Trejo; Sexo, luego existo, después… ¿pienso?, por Angélica Vera Vázquez; y Cómo nuestro cerebro genera recuerdos y cómo los olvida, a cargo de Alonso Martínez Canabal, así como la presentación del taller de danza folklórica del plantel, la obra de teatro No te hagas que la virgen te habla, y el concierto de Paté de Fuá, en el que los jóvenes disfrutaron de las canciones y no pararon de bailar.
