Las alumnas deben confiar en sí mismas, en su creatividad, habilidades y capacidades; ponerse con pasión la camiseta de cecehacheras, pues así se abre el camino para cualquier profesión, con el orgullo universitario que les ayuda a despejar caminos, por ejemplo, el científico experimental, opinó Gabriela Serrano Reyes, profesora del plantel Oriente.
Docente de las asignaturas de Biología III y IV, Serrano es bióloga egresada de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza. Tiene 10 años de antigüedad académica y se ha abierto paso para impulsar la ciencia en este centro educativo desde varios grupos de trabajo institucional, entre ellos el de Ciencia, Tecnología y Sociedad, porque está firmemente convencida de que hay que romper con la brecha de género.
Al menos en el Colegio no es difícil hacer ciencia, pero a nivel nacional persiste la idea de que las mujeres no deben hacer o practicar la ciencia. Históricamente, no hay mucho espacio, es un gremio reducido que, en estos tiempos, debe ampliarse como una forma de impulsar el desarrollo profesional de las mexicanas, apuntó.
La también maestra en Ciencias Biológicas y Experimentales por la Facultad de Ciencias consideró que, para acabar con la brecha, se deben ampliar los programas incluyentes, para hacer y difundir la ciencia, y que se refleje un gran trabajo, interés y necesidad por integrarse a los campos de divulgación y promoción del rubro científico.
Gabriela Serrano recordó que cuando coordinó la estación meteorológica de Oriente pudo percatarse del interés de las chicas en un área que no es exclusiva de los hombres, por lo que se adentraron en la experimentación y la divulgación de la ciencia.
Por eso, como profesora, les pide a las y los jóvenes “que le den vuelo a su creatividad”, que perfilen su vocación profesional y se acerquen al terreno científico sin temor y con la intención de aprender, innovar e, incluso, imaginar.
Eso les da la confianza para insertarse a grupos de trabajo y participar en certámenes universitarios y nacionales, en los que aflora el conocimiento o el aprendizaje, también la seguridad de lo que quieren desempeñar en su futuro profesional.
En México sí se puede hacer ciencia, sólo falta alejar el miedo de los padres por el deseo de que quieran ser investigadoras en otros espacios fuera de la Universidad. Sin embargo, desde el Colegio “debemos ser los motivadores para que las mujeres tengan ese arrojo e interés por ser científicas”.