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Identidad y compromiso social como universitarios

Los cuatro hermanos Lobera Caporal consideran que el CCH les dio una formación integral, pero también un fuerte sentido de pertenencia

Identidad y compromiso social como universitarios
Los cuatro hermanos Lobera Caporal consideran que el CCH les dio una formación integral, pero también un fuerte sentido de pertenencia

Son cuatro jóvenes, en términos futboleros, salieron de las fuerzas básicas del plantel Oriente; hoy cada uno tiene caminos distintos, profesiones diferentes, pero siguen con la camiseta bien puesta, con la que portaron los colores azul y oro, y a todo pulmón gritaron el gooooya, entonaron el himno universitario, sin olvidar “¡¡¡el pulque, tequila, aguardiente, arriba, arriba el CCH Oriente!!!”.

El Colegio de Ciencias y Humanidades les dejó huella, esa garra de la que muchos adolecen. El Colegio, en voz de Alma, Mayra, Pola y Juan, de apellidos Lobera Caporal, afirmaron tajantemente que haber transitado por esta institución les dio un sentido de pertenencia no sólo como cecehacheros sino como parte de la mejor universidad del país, de la cual hacen un reconocimiento por haberles proporcionado las bases académicas desde el bachillerato hasta la licenciatura.

 

Estar en el CCH y luego en la UNAM, destacaron, les otorgó el principio de identidad, los involucró en otra familia, la universitaria; no sólo fueron un alumno o alumna más, siguen formando parte de la grandeza de la Universidad Nacional, hasta hoy en día, por lo que continúan aportando desde su trinchera, ese servicio que le deben a la sociedad.

¿Qué o quién los motivó a ingresar al plantel Oriente? Los cuatro coinciden que traen la estirpe cecehachera, desde primos que pasaron por sus aulas y explanadas, hasta por la influencia y motivación de una tía que también imparte clases en el plantel. De una u otra forma han estado ligados con la historia de una escuela, de la cual dijeron, les brindó espacios de libertad, pero sobre todo el sentido de responsabilidad, que les ayudó en su formación académica e integral. “El CCH y la UNAM son como una madre, dan todo y no esperan nada a cambio. La UNAM nos dio su amor incondicional”, aseguraron.

Los cuatro coincidieron en mencionar que al entrar al CCH se cumplió el sueño juvenil, aun cuando era una aspiración personal y familiar, también fue un reto porque sabían que no era fácil ingresar a una institución que orienta a la libertad responsable, y bajo los principios de aprender a aprender, a hacer y a ser, ejerciendo el pensamiento analítico y crítico, se les formó una identidad cecehachera.

Nuestros entrevistados aseguraron que el mayor legado del Colegio es que los orientó y los enseñó a ser responsables, autónomos, con un pensamiento abierto que les ha ayudado a desenvolverse en el terreno profesional. Conocer maestras y maestros que enseñan y motivan, los obligó a refrendar esa identidad y compromiso social que tienen como universitarios.  

Para finalizar Juan Antonio Lobera, ahora ya como docente, señaló tajante que no hay escuela en el país que aborde la educación como el CCH. El Colegio es el trampolín para alcanzar la meta y ésa sí es la Universidad.

Alma Lobera ingresó al Colegio en 1996, concluyó su licenciatura en la Facultad de Contaduría y Administración; Mayra ingresó en 1999, en ese año aciago para la UNAM, y finalizó su carrera en la Facultad de Derecho; Paola llegó en el 2000, en el nuevo siglo, y concluyó la carrera de Ciencias de la Comunicación en la FCPyS; finalmente, Juan Antonio arribó en el 2005, terminó la carrera de QFB, actualmente es profesor del Área de Ciencias Experimentales en este centro escolar.

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