Su área de investigación es la educación bibliotecológica, en donde su labor ha sido sobresaliente y premiada. Gracias a su brillante trayectoria académica, hoy forma parte del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información de la UNAM.
Su nombre es Lina Escalona Ríos, pertenece desde 2008 al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), nivel II, y en entrevista menciona que cursó su bachillerato “orgullosamente” en el plantel Vallejo, en la generación 78-80. Y, para ella, el Modelo Educativo del CCH sigue siendo el mejor: “Me han comentado de cambios, pero en esencia es el mismo. A mí me pareció en su momento adelantado para la época. El aprender a aprender me aportó todo. Desde el momento que ingresé tuve la dicha de ser formada por profesores de alto nivel, muy responsables. Nos enseñaban a investigar, a participar, a defender nuestras ideas, nuestra postura, a hablar”.
Al cursar el CCH, a Escalona se le abrió un panorama tan amplio, que definió su carrera. “Soy bibliotecóloga, era asidua a la lectura, a la información, a los libros, a realizar todas las actividades que nos requerían. Hace poco recordé con mis hijos que en la materia de Redacción nos pidieron una obra de teatro para el salón de clase. Fue tan bonita la experiencia que la repetimos en el auditorio. Fue inolvidable enfrentar a un público mayor, vencer los miedos; es algo que nos quedó para toda la vida”.
Y prosigue: “La libertad que nos daban en el Colegio no me afectó; obviamente, requirió de mucha autodisciplina. Comenzaba a trabajar, entonces valoraba mucho lo que me costaba ir a la escuela. No iba a desperdiciar mis clases que, además, eran tan buenas que no era dada a las escapadas de clase. Era emocionante platicar con los maestros y discutir con los compañeros. Algunos eran muy radicales, se armaban ambientes de trabajo muy gratos. Creamos lazos académicos y de convivencia muy fuertes”.
Conciencia social
Los profesores, destacó la investigadora, “nos aportaron conciencia social, pues no sólo nos hacían reflexionar sobre corrientes y teorías, nos enseñaban a defender nuestras ideas y tomar una postura. Quizás el sistema nos absorbió con el tiempo, pero aprendimos a cuestionar la política, a nuestros gobernantes, a nuestros académicos incluso. ”
En la licenciatura, recordó, la gente se destacó por sus participaciones y su desenvoltura, características que nos dio el CCH. “De pronto se abre la expectativa laboral, nos llega la madurez y trabajamos desde lo académico para aportar al país y a la sociedad”.
Al final, la autora de múltiples investigaciones reafirma que lo que más le gustó del Colegio fue su Modelo Educativo. “Tenemos que formar estudiantes dinámicos, creativos e innovadores y eso únicamente se da a través de la investigación. El sistema aprender a aprender les va a servir para toda la vida. Formar jóvenes críticos con bases, no ‘grillos’, puede sacar adelante a nuestro país”.
La tecnología es parte de nuestra vida, concluyó, “pues nos brinda conocimientos de las diferentes disciplinas; hay que enseñarle a los alumnos a distinguir entre la información basura y la información académica que nos sirve para nuestro desarrollo profesional”.
