León-Portilla

Un recorrido por la obra del historiador

Rodrigo Martínez Baracs presenta un libro dedicado al cronista de la cultura indígena

Un recorrido por la obra del historiador
Rodrigo Martínez Baracs presenta un libro dedicado al cronista de la cultura indígena

“Miguel León-Portilla es el historiador sobre el que más he escrito reseñas y estudios, y que más me ha inspirado trabajos, desde la primera nota que publiqué hace 35 años sobre un libro suyo, Los franciscanos vistos por el hombre náhuatl, que me revolucionó la cabeza. A manera de agradecimiento, don Miguel me regaló su edición de los Coloquios de los Doce, una de las mejores formas de iniciarse al estudio y gozo de la lengua náhuatl”, señala Rodrigo Martínez Baracs en la presentación de su libro El maestro Miguel León-Portilla.

“A partir de entonces quise saber más de don Miguel, con el fin de asimilar y transmitir lo que sus libros enseñan, sobre los nahuas y su lengua, sobre nuestra historia y nosotros mismos. Ahora que ha partido, escribir sobre sus obras es una manera de seguir conversando con él, espero que les transmitan a los estudiantes y estudiosos el gusto por leerlo y retomar sus múltiples, variadas y decisivas lecturas, investigaciones y reflexiones”.

En este libro, que es parte de la colección de la Academia Mexicana de la Lengua, el autor señala que el aporte fundamental del también antropólogo Miguel León-Portilla es incorporar de manera radical al mundo indígena, sus lenguas, culturas e historias, su visión, a la autoconciencia del país, además logró poner en la plaza pública el interés por las lenguas y culturas de los indios. Lo hizo desde sus tres primeros libros, que tuvieron mucha influencia gracias a la claridad y contundencia de sus proposiciones.

Desde La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, interpeló al mundo académico al afirmar que existió la filosofía en el mundo náhuatl antiguo, cuyo pensamiento iba más allá del misticismo panteísta y de la superstición ignorante, pues existía una reflexión sobre el mundo y el sentido de nuestras vidas. Esta filosofía, afirmó don Miguel, podemos conocerla a través de fuentes escritas en lengua náhuatl.

Su clásica Visión de los vencidos, publicada en 1959, “en el que don Miguel dispuso, editó y anotó, entre otras fuentes, las traducciones de textos nahuas existentes sobre la Conquista, inició la era del verdadero diálogo entre los dos mundos, llamó a estudiar cómo los americanos percibieron a los invasores del Viejo Mundo y su inserción en un mundo por primera vez global”.

Martínez Baracs comentó que el título mismo es una provocación. La expresión “vencidos” no gustó a muchos, pero provocó una reflexión. De manera particular puede recordarse la bella expresión que Jaime Torres Bodet (1902-1974) mandó labrar en Tlatelolco en 1964: “Heroicamente defendido por Cuauhtémoc, cayó Tlatelolco en poder de Hernán Cortés. No fue triunfo 36 ni derrota, fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo que es el México de hoy”.

La Visión de los vencidos es uno de los libros más reeditados y traducidos, un clásico de la historia y de la literatura mexicana e hispanoamericana. Ha tenido múltiples continuadores, pero también detractores por un supuesto simplismo, pasan por alto que no es una obra absoluta y definitiva, sino un punto de partida de una investigación y una reflexión colectiva sobre las fuentes en lenguas indígenas acerca de la Conquista y las escritas a partir de entonces.

México no sería lo que hoy es, sin la obra múltiple de Miguel León-Portilla, afirma Rodrigo Martínez; era dueño de una mente privilegiada, su vida fue fructífera, benéfica, volcada al conocimiento y a la difusión de nuestra historia, se orientó al estudio del México indígena a través de la filosofía, leyó las traducciones de poesía náhuatl del padre Ángel María Garibay y decidió aprender esta lengua por consejo de éste, su obra tuvo efectos decisivos en la autoconciencia de los mexicanos”.

Su aporte al conocimiento del México indígena es notabilísimo y amplio, podemos darnos cuenta de ello al consultar las obras de Miguel León-Portilla, publicadas por El Colegio Nacional y el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, que tiene más de 15 volúmenes, más de cinco mil páginas, esta edición comenzó en 2003 bajo la coordinación del propio don Miguel.

Rodrigo Martínez realizó un breve recuento de la extensa obra del historiador y compartió momentos de la amistad de su padre (José Luis Martínez) con Miguel León-Portilla.

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