posverdad

Sistema de creencias, no pruebas científicas

La posverdad tiene un gran impacto en la cotidianidad

Sistema de creencias, no pruebas científicas
La posverdad tiene un gran impacto en la cotidianidad

Hemos vivido engañados. Somos marionetas de grandes poderes ocultos que intentan implementar un Nuevo Orden Mundial. Ejemplos abundan: el hombre no llegó a la Luna y toda la escena fue un montaje. La vacuna contra el Covid es un mecanismo para controlarnos mediante chips. La Tierra es plana y la NASA lo ha ocultado. ¿Qué tan cierto hay en todo esto?

Hoy, la posverdad, entendida como la distorsión de la verdad para influir en la opinión pública mediante la manipulación emocional, ha ganado influencia. Se trata de un concepto que se repite cada vez más en los medios informativos, redes sociales e, incluso, en estudios académicos. Tiene un gran impacto en nuestra cotidianidad.

En ese sentido, una teoría de la conspiración “es un sistema de creencias que tiene como elemento central la afirmación de que un grupo enormemente poderoso está perpetrando un engaño contra el público para lograr sus propios fines malvados”, como afirma Steven Novella en su libro Guía del universo para escépticos (Paidós, 2020).

Para aceptar las teorías conspiracionistas, sostiene Margaret Lanterman en su texto “Conspiraciones: breve manual para sobrevivir la paranoia” (Algarabía, enero 2018), “se requieren sesgos de pensamiento, los cuales inducen a darle más importancia a la evidencia que refuerzan nuestras ideas y se ignoran los datos que contradicen a la teoría”.

Asimismo, asumimos que grandes eventos necesariamente deben tener enormes causas. Si buscamos, encontraremos intereses poderosos detrás de los hechos. “Con esta lógica, el Covid no puede ser sólo un virus más, sino el producto de maquinaciones gigantescas”, explica.

Además, refuerza el libro de Novella, “nuestros cerebros tienden a buscar patrones para encontrar un orden, lo que nos hace ver hechos inconexos como si estuvieran relacionados. Todo acontecimiento, aunque sea aleatorio, se convierte en evidencia. De este modo, coincidencias o detalles sin importancia devienen en supuestas pruebas irrefutables. Por ello, puede ‘demostrarse’ que Marilyn Monroe no se suicidó, sino que la mandaron a matar los Kennedy para que no revelara secretos del gobierno”. 

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