Lizeth F. Gutiérrez López

Crónica Cecehachera

He aprendido que preparación y constancia son esenciales

Crónica Cecehachera
He aprendido que preparación y constancia son esenciales

He crecido lejos de mi padre y, a cambio, la vida me dio la gran fortuna de tener tres madres: la madre biológica y mis dos hermanas mayores. Mamá ha tenido que trabajar toda su vida para sacarnos adelante y todas estamos agradecidas por su esfuerzo y lo mostramos alcanzando nuestros objetivos. Uno de los míos fue entrar al plantel Naucalpan.

Me decidí a estudiar en elCCH por la admiración que desde pequeña sentí hacia mis hermanas, aunque el proceso no fue sencillo. Siempre vi aquel sueño como algo muy lejano, pensaba que faltaba mucho tiempo, sin percatarme que era un proceso en el que día a día tenía que construir mi camino.

Unos pocos meses antes del examen de admisión me di cuenta que mi única alternativa era estudiar cuanto pudiera.

Mi hermana Pame me compró una guía de estudio que abarcaba los temas más relevantes de cada materia… cientos de páginas que debía leer si en verdad deseaba cumplir mi sueño; me causaba un miedo atroz tener que estudiar, pues jamás en mi vida había tenido ese hábito.

A diario trataba de dedicar el mayor tiempo posible al estudio, dándole prioridad sobre momentos en los que podía disfrutar con la familia. Los resultados de destinar tanto tiempo en aquella guía inmensa se manifestaron incluso antes del examen, pues había páginas que ya podía recitar de memoria.

Soy muy nerviosa, siempre trato de evadir las emociones y sentimientos negativos, aunque en los momentos cruciales me es imposible; así que, cuando faltaban quince días para el examen, decidí parar; sabía que serían en vano, puesto que el nerviosismo obstaculizaría cualquier aprendizaje y opté por relajarme hasta que llegó el día esperado.

Tras realizar el examen, sólo quedaba esperar los resultados. Cuando salieron, decidí entrar sola a buscarlos: en caso de ser una mala noticia, quería ser la primera en enterarme. Grande fue mi sorpresa al enterarme que sí quedé en mi primera opción: el plantel Naucalpan, con nada menos que 115 aciertos. Ahora podría asistir a la misma escuela que mis hermanas.

Mis compañeros son muy amigables y en poco tiempo he aprendido y descubierto cómo es que cada decisión tomada en el pasado repercute en el presente, también la importancia de tener paciencia; la esencialidad del trabajo en equipo para un mejor desempeño, admirar la belleza de la historia, inclusive he encontrado aquello que me apasiona: escribir y transmitir a otros mi gran pasión por las letras.  (*) Alumna de segundo semestre. 

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