Ciertas ideas que se tenían años atrás, como las carreras profesionales exclusivas para hombres o que el lugar de las mujeres era al cuidado de los hijos, han perdido vigencia; de hecho, actualmente son más las mujeres y niñas que se desenvuelven de manera clave en la comunidad científica y tecnológica, áreas que por muchos años fueron de varones.
Así lo consideró Hassibi Romero, titular de la Comisión Interna para la Igualdad de Género (CInIG), al participar en una mesa de análisis sobre el papel de las mujeres en la ciencia, donde contempló que acercar estas pláticas a los alumnos abre un panorama diferente sobre cómo debemos estructurarnos. Les ayuda a entender que todos podemos ser agentes de cambio para una mejor sociedad y mayor convivencia, puntualizó.
Consideró que queda claro que las ciencias no tienen género y que es necesario cambiar esa mentalidad social, que por muchos siglos ha perdurado.
El avance que hay, recordó, tiene detrás un largo camino de mujeres que lucharon por la igualdad de oportunidades, derechos y condiciones sin importar el género; de ahí la trascendencia de “sensibilizar a la comunidad sobre la equidad de género, así como generar la reflexión de que todas las mujeres y niñas tenemos el mismo derecho y las mismas oportunidades de poder dirigir nuestro camino hacia donde queramos”.
“Desgraciadamente, nuestra sociedad se basa en estructuras sociales que han permeado por mucho tiempo y la escuela no es ajena a estas desigualdades; por eso, estamos iniciando con este largo camino por recorrer, pero que, con la convicción y deseos de abrir mayores posibilidades y mejores condiciones a las nuevas generaciones, podemos lograr importantes cambios”, consideró.
En la plática también participaron Fabiola Torres García, maestra de Química, y Sandra Patricia García Sánchez, profesora de Psicología, ambas del plantel Azcapotzalco; Alicia del Carmen Polaco Rosas, maestra de Biología y Jefa LACE del Siladin del plantel Oriente, y Ariadna Pérez Santiago, pedagoga y abogada.
Recordaron que históricamente la actividad científica ha sido un campo de dominio exclusivo de hombres, muchas mujeres fueron invisibilizadas o marginadas hasta finales del siglo XIX.