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realidad y mitología del panteón nacional

Quirarte alerta de peligros de culto a figuras de la historia

realidad y mitología del panteón nacional
Quirarte alerta de peligros de culto a figuras de la historia

“¿Qué significa el culto a los héroes?, ¿qué significa esa necesidad de contar con ellos?, ¿qué significa reconocerlos, pero también cuestionarlos, interrogarlos, estudiarlos?, el problema fundamental es que nuestra admiración es superior al conocimiento, y como bien dijo Xavier Villaurrutia, ‘la admiración ciega es amiga de la ignorancia’ y de la injusticia. Un héroe tiene que ser entendido con todas sus virtudes, pero también con todos sus defectos”.

Así lo afirmó el escritor Vicente Quirarte, a propósito del curso que impartió: Vergüenza de los héroes. Realidad y mitología del panteón nacional, y que Cultura en directo UNAM ofrece a los internautas de manera íntegra a través de la serie Grandes Maestros.  

Los seres de excepción

En su alocución, el escritor, autor de México. Ciudad que es un país, retomó a Thomas Carlyle, y su texto Los héroes, quien a partir de seis conferencias se refiere al héroe como dios, el héroe como profeta, el héroe como rey, el héroe como sacerdote, el héroe como poeta y el héroe como hombre de letras, y examina “cómo a través de la historia de la humanidad ha existido siempre la necesidad de tener un ser de excepción, un ser que por diversas razones se eleva sobre sus contemporáneos, da la espalda a una serie de valores aparentemente establecidos, es rechazado por sus semejantes, pero al final tienen este reconocimiento aunque a veces sea hasta después de su muerte”.

Y agrega, del mismo autor, la definición de héroe.  Se trata de “aquel que vive dentro de la esfera íntima de las cosas, en lo verdadero, en lo divino, en lo eterno, en lo invisible a los más, pero cuya existencia es perenne, aunque sólo se den cuenta de sus triviales manifestaciones, en eso está el ser del héroe y él lo hace público por obra o de palabra o como mejor juzgue declararse al mundo. Su vida es un pedazo del inmortal corazón de la naturaleza, de la misma vida de todos los hombres por más que la ignara muchedumbre desconocedora del hecho le es infiel infinitas veces”.

De esta manera, el también Premio Universidad Nacional examina en la primera sesión al primer héroe del panteón heroico en el tiempo, “pero tratando de ver qué sucede con la estatuaria mexicana que surge a partir de la actuación histórica de Cuauhtémoc en nuestra imaginación”.

Mientras que en la segunda sesión analiza la figura de Miguel Hidalgo y Costilla, pero en relación con los personajes que lo rodearon, tanto los caudillos de la independencia como a sus antagonistas.

Por otro lado, en la tercera sesión explora la guerra que México tuvo entre 1846 y 1848 con Estados Unidos, en donde destaca que el problema principal empieza desde la denominación del hecho histórico: Guerra con Estados Unidos, Guerra contra Estados Unidos, Invasión de Estados Unidos, “en estos elementos semánticos variados empiezan los problemas con esa guerra descarada de invasión que la historia de Estados Unidos prefiere ignorar”.

Posteriormente, estudia la figura de Benito Juárez y los caudillos que lo acompañaron, en la llamada Gran década nacional, que denominó Luis Galindo, “los años que van de 1857 a 1867 cuando México consolida una constitución, una guerra civil, una intervención extranjera y la victoria de la República, el comienzo de la vida institucional, hasta el estallido del movimiento revolucionario de 1910”. 

Para la última sesión, el historiador se ocupa de “una generación de olvidados por la historia”, se enfoca en los niños, “qué pasa con el niño en su actuación con la historia, en la Revolución, pero también en la Independencia, qué pasa cuando empieza a ser tomado en cuenta como un ser humano y no sólo como un pequeño adulto”. 

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