inclusión

Acciones y desafíos

Implica una transformación profunda y sustancial

Acciones y desafíos
Implica una transformación profunda y sustancial

Seguir trabajando en la prevención de la violencia por razones de género; la inclusión de las diversidades sexogenéricas y la igualdad de género en las distintas disciplinas y áreas de conocimiento que abarca la UNAM es el reto que tiene la institución para alcanzar la igualdad de género, donde ya se ha recorrido un camino y empiezan a verse resultados.

Así lo destacó Mónica Quijano Velasco, directora de Educación para la Igualdad en la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM (CIGU), al participar en una de las actividades organizadas en el marco del Día Internacional de la Mujer, una ocasión propicia, dijo, para reflexionar sobre la igualdad de género y el por qué es importante construir, en términos institucionales y comunitarios, relaciones igualitarias, incluyentes y libres de discriminación.

Durante la charla ofreció un panorama detallado sobre los avances que ha tenido la UNAM en esta materia, las acciones que se han emprendido en todos los niveles y con los diferentes sectores universitarios, así como los retos que tiene por delante. Recordó que la CIGU se instauró hace dos años y que entre sus acciones se han creado 107 Comisiones Internas para la Igualdad de género (CinIG) y se han nombrado a 184 Personas Orientadoras Comunitarias.

La igualdad, recordó, es un principio fundamental de los derechos humanos y es un principio que está estipulado para proteger y garantizar el mismo trato y las mismas oportunidades a todas las personas sin importar sus diferencias, implica reconocer las diferencias entre las personas y los grupos sociales.

Cuando hablamos de igualdad de género, es el principio que estipula que mujeres, hombres y personas sexodiversas deben gozar por igual de los mismos derechos, recursos, oportunidades y protecciones; es decir, del mismo trato.

Sin embargo, reconoció, la sociedad tiene una estructura bajo un sistema sexo-género, que nos lleva a la desigualdad y discriminación; “es una forma de ver el mundo y de interpretarlo, a partir de separar a los cuerpos según sus características biológicas sexuales”. Esto se sigue reproduciendo en muchos espacios.

Es, continuó, un problema estructural, de ahí la complejidad para combatir, desarticular y desarraigar estas ideas, “la transformación no puede ser superficial, tiene que ser profunda y radical de la sociedad, eso es lo que tenemos que cambiar y en eso estamos trabajando”, aseguró.

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