Las relaciones entre el cine y la política son muchas, complejas y difíciles de analizar. Sin embargo, la más pertinente, profunda, intensa y con múltiples consecuencias es la que ocurre en el montaje.
Por si no lo sabes, el montaje es la disciplina cinematográfica que consiste en yuxtaponer (relacionar) imágenes, es decir, el orden de exhibición que seguirá las imágenes cinematográficas (cuáles van primero y cuáles van después).
Generalmente, cuando una película se graba ésta no se filma en el orden que tendrán las imágenes cuando se conforme la película. Por razones económicas, es decir, por el precio a pagar por grabar en una locación o el que implica hacerlo en un espacio público (permisos), los productores de cine les piden a sus directores que graben todas las escenas que habrá en equis locación o en determinado espacio público. También considera que la mayoría de las películas rentan equipos cinematográficos (cámaras, micrófonos, iluminación, etcétera) que son más caros entre más días sean alquilados. Las películas son obras que tienen que hacerse muy rápido y deben tener mucha planeación para no exceder el presupuesto.
Ahora bien, una vez grabada toda la película hay que montar (organizar) todas las imágenes grabadas: cuáles van primero, cuáles van después, cuáles se usan completamente, cuáles de manera parcial y cuáles no se usan. Esta organización es un trabajo completamente político, pues ella le dará más o menos valor a los elementos de la historia, a la importancia de los personajes, a la relevancia de ciertos hechos, etcétera.
En el cine existen muchas escuelas de montaje, entre ellas el montaje americano y el montaje soviético que se desarrollaron en el contexto de la Guerra Fría. Para el montaje americano, fundado y representado por David W. Griffith, la película se entiende como un organismo, es decir, como un conjunto de partes diferentes que son agrupadas en una unidad. Esas partes entran en conflicto todo el tiempo, pero ese conflicto es casual, no tiene motivo.
El género cinematográfico más pedagógico para este tipo de montaje es el western. En el cine del oeste nos encontramos con un duelo que se va desarrollando a lo largo de toda la película. Primero, un cazarrecompensas llega a un pueblo y se topa con un sheriff. El sheriff expulsa al cazarrecompensas y toda la película es un montaje alternado entre escenas del vaquero y el sheriff que cada se vez se alternan más rápido hasta volver a encontrarse en un duelo final donde el vaquero mata o expulsa al sheriff, y con esto restaura la justicia en el pueblo.
Sin embargo, este tipo de montaje, según Serguéi Eisenstein, director de la Rusia soviética, tiene una carencia que es la falta de motivo en la oposición. En el montaje americano el conflicto es completamente espontáneo. Un cazarrecompensas que se detiene en un pueblo de repente tiene un problema personal con la autoridad del mismo, resuelve ese problema y de manera accidental su acción resulta en un beneficio para los demás. Pero el vaquero nunca se propuso matar al sheriff y no tenía intenciones activistas ni de lucha social para matar al sheriff.
En Eisenstein el montaje profundiza su nivel. Para el director ruso una película es en efecto un organismo, pero las oposiciones que se presentan en el organismo son oposiciones internas, causales y genéticas. Un obrero no está opuesto a un burgués de manera accidental o espontánea. Su conflicto con él es histórico, económico, político y social. La ciudad no se opone al campo de manera espontánea, sino que históricamente la ciudad ha sometido al campo, a los campesinos; los ha explotado para poder desarrollarse.
Te propongo que las siguientes veces que veas una película observes cómo están ordenadas las imágenes, por qué están ordenadas de esta manera y qué efecto quieren generar en ti.
*Profesor de Filosofía del plantel Naucalpan.
