Con Wasabi, el argentino recrea la travesía de un autor en Europa

Alan Pauls

Con Wasabi, el argentino recrea la travesía de un autor en Europa

Alan Pauls
Con Wasabi, el argentino recrea la travesía de un autor en Europa

En la actualidad, la literatura argentina tiene un puñado de escritores muy destacados y diferentes en su estilo: Mariana Enríquez, Federico Falco, Samanta Schweblin y César Aira, por mencionar algunos de los de mayor cartel en editoriales.

Añadiría a un par más: Ricardo Piglia y Alan Pauls. En estos dos existe un vínculo entrañable: entender al escritor como eje rector de la obra misma, como análisis y ficción.

En esta ocasión me centraré en Alan Pauls, en específico en su novela Wasabi, que bien podría definirse como una parodia del escritor latinoamericano que va en búsqueda del sueño europeo o, muy a los Vila-Matas, detrás de un escritor escurridizo, en este caso, el de Pauls, es Pierre Klossowski.

El viaje iniciático que emprende el protagonista de esta novela (acaso es un álter ego del mismo Pauls) comienza de manera muy tangencial.

El narrador, en primera, describe la molestia que le causa una protuberancia que le crece en la nuca, su visita a una homeópata y el remedio que le da: una pomada que no ayuda en nada al mal, pero que descubre con su pareja, Tella, que tiene un sabor al condimento japonés wasabi y les genera un efecto narcótico al probarla. 

Este arranque de la historia se entrelaza con su llegada al puerto de Saint-Nazaire, en Francia, donde el escritor pasará unos meses en una residencia con otros autores para crear su obra.

En el intervalo de este primer desasosiego de salud, el protagonista nos muestra su mundo cercano: un editor que se empeña en publicar su obra con una imagen de Klossowski en portada, lo que nunca logra, pues el pintor y filósofo ya no recibe a nadie ni quiere tener tratos con personas.

Por otra parte, una relación que está más dirigida por la rutina y el tedio, poco a poco desencadena en lo irremediable. De esta fisura emocional, se desdobla ese otro yo, ese escritor/personaje que ya no halla la solución para escribir, pues la vida arrolla su interés y los envía a la zozobra y a ser una especie de flâneur, entre Francia e Inglaterra.

Lo paródico, por glamuroso, lo atroz, por real, lo sarcástico, por idiosincrasia, se mezcla en esta novela, con pocos giros argumentativos, y que está clavada en las historias europeas del intelectual en medio de una Europa siempre nueva.

Con esto quiero decir que Pauls es, a su manera, un escritor que abreva de los más clásicos intelectuales europeos, entre Kafka, Vila-Matas, el mismo Klossowski, pero también Magris, Piglia…

Otro de los aspectos destacados es esa mirada siempre sutil de ensayista. Pauls es un autor con un ojo muy bien calibrado en cuanto a la literatura. Entiende el oficio y lo sabe destejer, y su narrativa es la de un escritor pulcro, que comprender el oficio: Wasabi, a su manera, es fondo y forma.

Una novela ligera, sin ninguna pretensión, es lo que nos ofrece el escritor argentino, alejada de toda academia o de múltiples citas o referencias (evidentes), como ocurre en El mal del Montano, de Enrique Vila-Matas, acaso una de las novelas que mejor describen el oficio del escritor dentro de un universo de escritura, algo similar a lo que ocurre en el mundo Marvel, pero de la literatura.

La obra de Alan Pauls se divide en novelas, de las cuales destacan: El pudor del pornógrafo, El coloquio, El pasado (con la que obtuvo el premio Herralde), ​su trilogía Historia del llanto, Historia del pelo e Historia del dinero, así como La mitad fantasma.

Y dentro  del ensayo, es fundamental leer Manuel Puig. La traición de Rita Hayworth, Cómo se escribe. El diario íntimo, El factor Borges y Trance.

Los alumnos y profesores del Colegio de Ciencias y Humanidades hallarán en la obra de Alan Pauls un oasis de ideas y estilo de escritura, donde la ficción se mezcla con el ensayo y el humor.

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