Hablar del concepto de “lo bueno” es un tema que se debe pensar de forma compleja. Puede referirse al uso que se hace cuando se trata de explicar que el comportamiento de una persona fue ético.
Cuando estos conceptos se utilizan en la vida cotidiana, se refieren al uso que se aplica de una costumbre, en una tradición, pero no se ha reflexionado sobre su significado.
El término “bueno” puede ser utilizado con fundamentos, cuando se interpreta dentro de la filosofía de lo bueno.
Para este significado es necesario utilizar el pensamiento radial, pues hay que definirlo en varias corrientes filosóficas realizando una crítica al concepto.
Si nos enfocamos en Aristóteles cuando define “bueno”, tiene que ver con la felicidad, y la felicidad se logra cuando el ser humano es virtuoso.
La virtud consiste en realizar un acto en su justa medida.
Asimismo, significa que no se llegan a los extremos en el actuar, por ejemplo, no se es cobarde ni temerario; ser virtuoso es ser valiente, es aquel individuo que piensa lo que hace, si elige actuar así para beneficiar a alguien o así mismo y hace un uso moderado de la razón, es decir, emplea una razón sensata.
También, el ser virtuoso tiene que ver con que actuar sea un hábito, es decir, el individuo tiene que practicar el acto virtuoso de forma cotidiana; un solo acto de virtud no te convierte en virtuoso.
Si nos enfocamos en el término “bueno” de Sócrates, tiene que ver con el individuo que actúa siguiendo la voz de su daimon, es decir, dialoga consigo mismo para saber lo que su voz interior le dice que es bueno.
Y para Sócrates, el individuo bueno es aquel que se hace mejor del alma, es decir, es aquel que viste de ropaje bello a su alma y ese vestido es la virtud. El individuo que se conoce y se hace bello, es un individuo feliz.
A la vez, para la ética, “lo bueno” es un término histórico y relativo.
VIDA COTIDIANA
Otro aspecto a considerar es cuando “lo bueno” se relaciona con la calidad de vida, según lo interpreta Martha Nussbaum, (2004) en su libro La fragilidad del bien.
Este concepto, explica Nussbaum, no se puede utilizar de forma unidimensional.
Cuando hablamos de ética y filosofía moral, los términos utilizados no pertenecen a una ciencia exacta, se refiere a su uso en humanidades.
Por ejemplo, se puede hablar de vida buena y la complejidad del término tiene que ver con lo que se entiende por “felicidad”.
El sentido más profundo de la felicidad es cuando el individuo ama, y amar es una dinamis que nos mueve a realizar la belleza, la bondad y la verdad en un solo acto.
Por eso, la filosofía es un pensamiento que debe emplearse de forma compleja como lo usaría Edgar Morin.
La concepción compleja es un término radial, tiene ciertos alcances, definiciones en varias perspectivas.
Además, abarca el aspecto individual y el social, tiene que ver con la pasión o con la imaginación, con lo sensible, la experiencia, con las raíces de ciertas poblaciones, con el uso cotidiano de mi comunidad; sin embargo, este uso cotidiano tiene que ser comprendido y requiere que el individuo sea consciente de lo que hace.
INSPIRACIÓN DIVINA
Al definirlo en la teoría de Platón, su complejidad requiere enfocarla también con la idea de Fedro (personaje virtuoso de Platón), un individuo que va al campo a sitios silvestres.
Fedro busca su salud, hace ejercicio y cuida su dieta; es un personaje que utiliza flores en la cabeza, es decir, que incorpora su parte femenina, lo sutil del espíritu.
Vislumbrando el término “bueno” con el concepto de “belleza”, puede llegarse a interpretar con la noción de que hay una inspiración divina.
Este término tan complejo tiene un componente singular (de lo cual habló Kierkegaard), es decir, cuando el individuo tiene una profunda convicción de lo que es bueno para sí, porque lo ha meditado profundamente, pues no puede ser bueno si no se reflexiona con hondura.
Para Platón, los que viven en la caverna no son individuos que posean conciencia, se dejan llevar por los reflejos de la sociedad que son engañosos.
Sólo es bueno el individuo que contempla el sol, al salir de la caverna y descubrir la verdad.
La verdad es la luz de la conciencia que te hace actuar bien, siempre.
Es necesario insistir en que, para actuar bien, el individuo ha de hacer bella su alma. Eso es posible cuando el amor ha desplegado las alas de su alma, se empiezan a expandir sus brotes y renace y ve lo que antes no podía observar con sutileza, ya que el amor amplía nuestros horizontes y te vuelve creativo/a.
Esa dimensión es el amor espiritual que te permite contemplar el bien, a veces a través de observar la belleza de la naturaleza.
Un aspecto muy importante para actuar bien es despertar lo espiritual, pues no es con la racionalidad como el individuo alcanza el saber de lo bueno, es siendo virtuoso del alma. Y lo que ayuda a controlar los impulsos ciegos es el alma bella.